miércoles, 27 de junio de 2018

PASA LA VIDA...


Dedicamos el post de este mes  al paso del tiempo, ese compañero infatigable de viaje que nunca nos abandona en nuestro paseo por la vida.

La próxima vez que publique en el blog, si todo va bien, debo tener un año más, por lo que en estos momentos esta idea parece adquirir más importancia que en otros momentos del año.

He bautizado la publicación con el nombre de una sevillana que recuerdo de pequeñito, y que decía algo así como “Pasa la vida, pasa igual que la corriente, del río cuando llega al mar…”

Una de las paradojas importantes de la vida es que aunque todas las horas tengan sesenta minutos y todos los minutos sesenta segundos, obviamente no todas las horas duran igual. El genial Albert Einstein, padre de la teoría de la relatividad, usaba un ilustrativo ejemplo para demostrarnos que el tiempo es relativo: “Una hora sentado con una chica guapa en un banco del parque pasa como un minuto, pero un minuto sentado sobre una estufa caliente parece una hora.”

Cuando eres joven, muy joven, el tiempo parece moverse al ritmo de un caracol cansado. No ves la forma de cambiar las hojas del calendario y los momentos del año que deseas, como tu cumpleaños, las vacaciones de verano, las Navidades, parece que no van a llegar nunca. Cuando vas cumpliend vanza a velocidades cercanas a la de la luz. Igual que la historia se parte en dos gracias a Jesucristo (antes de Cristo y después de Cristo) la vida de los padres que conozco parece dividirse en dos en base al nacimiento de tus descendientes (antes de tus hijos y después de tus hijos). Tener la oportunidad de ser espectador privilegiado del paso de una vida que no es la tuya desencadena el vértigo en la montaña rusa de tus días. Una vez me dieron una explicación muy convincente al respecto. Cuando tienes dos años, un año representa el cincuenta por ciento de tu vida, por lo que todo pasa muy lento. Cuando tienes veinte años, ese mismo año ya es un cinco por ciento, por lo que va más rápido. Cuando estás a punto de cumplir los cincuenta, hablamos de un dos  por ciento, “match dos” creo que se decía.

No podría pasar por alto el cuento de Jorge Bucay "El Buscador”. En él, un viajero contempla aterrorizado las inscripciones de las lápidas en lo que parece ser un cementerio de niños. Ninguna de ellas       marcaba edades superiores a los once años. Desolado, rompió a llorar pensando en la terrible maldición que pesaba sobre aquel lugar. Un anciano al verlo, le preguntó si tenía algún familiar allí enterrado. Le contestó que no, pero que estaba desolado al ver aquel cementerio repleto de niños…El anciano sonrió y le contestó algo así:

“Tranquilo amigo, no hay ninguna maldición. Le explicaré… Cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí, colgando del cuello, y la costumbre es que cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abra la libreta y anote en ella: a la izquierda, qué fue lo disfrutado, a la derecha, cuánto tiempo duró el disfrute ¿Conoció a su novia y se enamoró de ella? ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿Una semana, dos?¿Y después?, la emoción del primer beso, ¿cuánto duró? ¿El minuto y medio del beso? ¿Dos días? ¿Una semana?

 

¿Y el embarazo o el nacimiento del primer hijo? ¿Y el casamiento de los amigos? ¿Y el viaje más deseado? ¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano? ¿Cuánto duró el disfrutar de estas situaciones?, ¿horas?, ¿días?

Así vamos anotando en la libreta cada momento, cada gozo, cada sentimiento pleno e intenso… Y cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba. Porque ése es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido”

Esa debería ser para nosotros la verdadera medida del tiempo. Y el objetivo de nuestras vidas, que el tiempo disfrutado se acercase en la mayor medida posible a nuestra edad biológica.

Y para finalizar, no he encontrado mejor forma de hacerlo que con la letra de la presentación de la comparsa de Tino Tovar “Tic Tac”, que habla precisamente sobre el tiempo.

“Yo valgo más que la fama, yo valgo más que el dinero,

Yo soy quien todo lo sana, no juegues conmigo

Que yo nunca pierdo

Soy el que nadie gobierna el que pisa tu suelo

El que enciende tu llama y apaga tu fuego

Soy el que nadie gobierna el que pisa tu suelo

El que enciende tu llama y apaga…

Soy, el que no retrocedo, tu instante, tu momento

Soy tu eterno compañero, yo soy el tiempo, tu tiempo”

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