viernes, 27 de julio de 2018

DESCONEXIÓN


Tiempo de verano, momento de vacaciones. Hora de recargar el depósito que a estas alturas del año suele estar ya bastante seco.

En esta sociedad competitiva en la que vivimos, el concepto de desconectar, de pasar el tiempo alejado de nuestras tareas habituales no está demasiado bien visto.

En la desenfrenada carrera por tener más, por llegar más lejos, por ser mejores, apartarnos del ritmo frenético del día a día puede parecer un signo de debilidad, de no ser lo suficientemente profesional o competente.

Cada vez que reflexiono sobre este tema vienen a mi mente dos sencillos ejemplos, bastante gráficos por cierto relativos a esta cuestión.

El primero es el cuento del leñador.  Ese excepcional trabajador con unas capacidades únicas que llegó a la serrería, y a pesar de su habilidad cada día que pasaba cortaba menos árboles. Desmotivado, fue a ver al dueño de la empresa para despedirse, incapaz de encontrar una explicación a su bajo rendimiento. El propietario, un hombre mayor de contrastada experiencia, le preguntó:
- Hijo, ¿cuándo fue la última vez que afilaste el hacha?
- ¿Afilar el hacha? No quería perder tiempo en eso..
- Ahí tienes la respuesta a tu problema...

La otra metáfora es la del piloto de coches que no quería parar a recargar combustible para no parar de dar vueltas al circuito. Finalizar la carrera antes de tiempo va a ser inevitable.

Por eso, si no afilamos el hacha, si no paramos a echar gasolina, nuestro cuerpo y nuestra mente se encargarán de detenernos de cualquier forma.

Disfrutar de la familia, de los amigos, leer, pasear, y lo que es más difícil, no hacer absolutamente nada son algunas formas de hacerlo. Tan necesario como dormir bien unas horas todos los días, como disfrutar del oasis del fin de semana.

Parando para afilar el hacha o para repostar combustible podremos cortar árboles de la forma más eficiente posible y podremos dar más vueltas al circuito.

Así ganaremos en tranquilidad,  equilibrio y perspectiva, activos fundamentales en nuestro desempeño personal y profesional.

Tambien merece la pena destacar que la revolución digital nos lleva a estar permanente conectados, en un demoledor 24x7 que cada vez nos deja menos tiempo para lo verdaderamente importante, para vivir. ¿Cuánto tiempo podemos pasar sin revisar nuestro móvil en busca del último correo o para disipar la duda de cuantos likes llevamos en nuestra última publicación? La desconexión cobra hoy más importancia que nunca.

Descansen y desconecten. Feliz verano.

Nos vemos a la vuelta.