viernes, 22 de marzo de 2019

JUVENTUD SOLIDARIA, DIVINO TESORO...



Dicen que todo tiempo pasado fue mejor. Como comentaba con uno de los protagonistas de la historia que viene a continuación no creemos que sea así. Cualquier tiempo pasado fue…pasado.  Sólo con poder vivir el presente ya podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos mucho que el hoy es mejor que el ayer. También hay gente que afirma que lo mejor está por llegar, algo que sin duda genera optimismo e ilusión pero que de forma indirecta atribuye al presente una posición comparativamente inferior al futuro. Puede tener su parte de razón en la esperanza de caminar hacia una vida mejor, pero si no vivimos el presente no habrá futuro que valga.

Toda esta disertación filosófica surgió en el I Torneo Solidario de Pádel organizado por los profesores y jóvenes (aunque los profes también siguen siendo jóvenes) de TSAFAD del proyecto de Formación Profesional Ergos. Estos chavales llevaron a cabo esta actividad a beneficio de la Fundación Andrés Olivares, una organización malagueña que centra sus esfuerzos y recursos en el cuidado de niños y familiares afectados por el cáncer infantil. En mis tiempos, aunque es cierto que tengo ya unos añitos, era difícil ver a la juventud comprometerse con este tipo de causas (o al menos yo no tuve la fortuna de encontrarlo) A modo de ejemplo, aprovechando que mis hijos estudian en el Colegio Antonio Gala, que es también la sede de este proyecto de FP, os puedo contar que la solidaridad forma parte de los valores que se inculcan desde que los peques entran  por las puertas de primero de infantil. El cross escolar (donde buscan patrocinadores que “compren” con cantidades simbólicas sus carreras), la semana solidaria donde apadrinan a niños, tómbolas,… Incluso entre varios profesores han montado una ONG,  “Sonríe por África” con la que ayudan a gente necesitada en Guinea Bissau y Senegal, y además invierten su tesoro más preciado (su tiempo) en visitar y asistir a estas personas.

Volviendo a la historia del torneo de Pádel que vertebra esta publicación ha sido una experiencia inolvidable ver la involucración de estos jóvenes a favor de unos niños que ni siquiera conocían. Mi más sincera felicitación y agradecimiento para ellos.

Con todos estos argumentos es difícil afirmar que la juventud de hoy es peor que la de hace unos años. Como mucho podríamos decir que es distinta, porque entre otras cosas tienen a su alcance herramientas que nosotros no seríamos capaces ni de soñar: smartphones, increíbles videoconsolas, cachimbas, reggaetón…  pero creo que son más importantes los valores que desarrollen que los peligros que les acechen. Mi generación vivió el drama de la heroína en los ochenta, pero afortunadamente no todos los jóvenes de mi época sucumbieron a esta lacra. Los chavales a los que aludía antes, además de tener acceso a todos los “venenos” anteriores han invertido su tiempo en buscar patrocinadores, negociar con instituciones, difundir el evento, asistir como voluntarios y otro sinfín de tareas para que el evento resultase un completo éxito. Hablando de solidaridad, aprendí de una voluntaria de la Fundación Andrés Olivares que cuando ayudas a los demás, recibes muchísimo más que los demás. Estos muchachos, que además han ayudado a auténticos superhéroes, seguro que han recibido una recompensa que jamás alcanzaban a imaginar.

En línea con esta juventud solidaria y maravillosa que creo que tenemos, estamos en disposición de imaginar un futuro mejor. Como dice un buen amigo mío, no se trata de dejar a nuestros hijos un mundo mejor, sino de dejar  mejores hijos a nuestro mundo. En ello estamos. Gracias por vuestra atención y a estos maravillosos jóvenes por su labor.