viernes, 31 de mayo de 2019

NO DEJES DE SOÑAR...


Este mes vuelvo a utilizar el título de una canción para dar entrada a la publicación del blog. Esta vez es la preciosa “No dejes de soñar” del gran Manuel Carrasco la que me ha inspirado. Si tuviese que escoger un consejo para dejar a mis hijos, posiblemente esta frase estaría colocada en el top de lista.

Escribo casi sin despertar del sueño que ha ocupado mis últimos días. En mi caso los sueños son la chispa que iluminan mis días y que dan sentido a mi existencia. Levantarte cada mañana con tu visión puesta en el horizonte creo que es una de las formas que te garantiza el aprovechamiento de tus días en esta vida.

Alguna que otra vez he oído asignarle una connotación negativa a la palabra sueño en comparación con la palabra objetivo. Como si no fuesen concretos, ni alcanzables, ni medibles, ni supusiesen un reto… En mi opinión un sueño es incluso algo más que un objetivo, porque le añade un ingrediente básico en la vida: la pasión.

Estos días he tenido la oportunidad de hacer realidad un sueño que llevaba rondando mi mente hace varios años. He podido finalizar el Ironman de Lanzarote. La primera ver que oí hablar de esta aventura fue hace muchos años gracias a mi amigo Dani. Cuando casi no sabía lo que era el triatlón Dani me contó que había una prueba de 226 kilómetros en la Isla de Fuego, donde el viento reinaba a sus anchas. Inmediatamente mi cerebro racional descartó la posibilidad ni siquiera de plantearme algún día esta aventura, pero mi corazón emocional se quedó con la copla para poder recuperarla varios años después.

El año 2013 tuve la posibilidad de viajar a la Isla junto a varios amigos (Ivana, Nandi, José Mari, Nene, Lay y el siempre recordado Silva) pero no fui capaz de enfrentarme a mis miedos. Ese año participé en dos triatlones de larga distancia posiblemente para convencerme a mí mismo de lo que era capaz. Pero la deuda con Lanzarote (y especialmente con mi amigo Juan Antonio) quedó grabada en mi corazón. Sabía que tenía que ir, sin importar el cuándo ni el cómo.

                A finales del año pasado, seguramente el que ha sido mi mejor amigo desde la infancia me brindó esta oportunidad en bandeja. La hora había llegado. El sueño era cada vez más real, y podía comenzar a concretar detalles. El primero, darle un sentido al mismo. Encontrar un “por qué”, porque como dice el gran Javier Iriondo, cuando tienes un por qué, encuentras el cómo.  Volver a retomar mi reto #YoAdelantoTuDonas (salir el último de la prueba para ir adelantando participantes y tratar de concienciarlos sobre un tema importante) podía ser una temeridad. Lanzarote es ya de por sí lo suficientemente dura como para complicarla con cuestiones adicionales y voluntarias. Pero otra característica de los sueños es que son emocionales más que racionales, y colaborar con mis amigos de la Fundación Donando Vidas podría ser la guinda a un pastel maravilloso. El por qué sería concienciar a la gente sobre la donación de órganos. Estaba decidido. Como en cuanto a detalles ando regular, mi amigo Diego Escobedo se encargó de darle forma: un logotipo mágico, un video espectacular, y una difusión en redes propia de los mejores.

                Mientras no dejaba de entrenar, cada día durante los noventa anteriores al reto fui subiendo a redes sociales fotografías con amigos y familiares donantes de órganos (tanto nuevos como antiguos) Cada día una foto, cada día un donante. Esta actividad me dio la oportunidad de hacer campañas informativas en la Peña Carnavalesca Ibarburu (de la que mi hijo forma parte y dónde obtuve una respuesta espectacular), en la Carrera en honor de Valeria con mis compañeros de la Fundación Donando Vidas (principal beneficiaria además del reto), con las Cuadrillas de Costaleros de la Hermandad de la Estrella de Dos Hermanas, en el gimnasio New Fit, en los desayunos del Club Tixe, en la Fiesta de las Familias del Colegio Antonio Gala, y con innumerables amigos que día a día iban formando parte de este sueño. Incluso cometí la osadía de cantar (sí de cantar…) el pasodoble del donante, que los chavales de la Chirigota  Juvenil de Ibarburu se encargarían de arreglar unos meses más tarde. Ésta ha sido otra característica fundamental de la aventura. No ha sido mi sueño, ha sido nuestro sueño, y la ayuda de los demás ha sido imprescindible para cumplirlo.

                Y cuando el día “D” se acercaba aparecieron los miedos, los que creo que son los principales enemigos de los sueños. Miedo a no ser suficiente, miedo a defraudar a todos los que me habían acompañado, miedo a no ser un ejemplo para mis hijos… Y me volví a acordar de Javier Iriondo, cuando decía que todos tenemos miedos, pero de nosotros depende utilizarlos como excusas para rendirnos o como argumentos para superarnos. Afortunadamente me quedé con la segunda opción. Tatué en mi alma una frase de alguien a quien admiro mucho, que la noche antes escribió que ser valiente no es sacar fuerzas de donde no las hay para seguir adelante, sino que ser valiente es seguir adelante aún cuando no tengas fuerzas para hacerlo. Con esta espectacular frase me lancé al agua el último de los 1.650 participantes sabiendo que cruzaría ese arco de meta antes de las diecisiete horas que tenía como límite máximo. Y ese día la realidad superó ampliamente a la ficción de mis sueños vividos durante tanto tiempo atrás. Sufrí, disfruté, reí, lloré, pero sin perder la sonrisa ni un solo instante, como bien me habían aconsejado los que estaban a mi lado sin estarlo. Estaba allí, como protagonista de mi sueño, de nuestro sueño y no podía dejarlo escapar.

                Al final el sueño se cumplió, pero como dice mi hija Daniela, el fin es el principio de algo nuevo. Esa noche mágica en Lanzarote no terminó nada, empezó todo. Hay todavía muchos donantes que conseguir, hay sueños de mayor calado que el mío, como hacer que la maldita lista de espera que condena a los posibles receptores de órganos desaparezca y seguiremos avanzando con nuestros sueños. Porque nunca, nunca, hay que dejar de soñar. No dejéis de hacerlo. Gracias. Muchas gracias.

                Para los que queráis crónica con más detalles deportivos de mi participación en la prueba estoy pensando en algo. Una publicación en el blog no me da para tanto que tengo que contar…