lunes, 27 de enero de 2020

LA CANTERA


              De todas las definiciones que nos da la R.A.E. para la palabra cantera, en esta publicación que estrena el año 2020 nos vamos a quedar con la tercera: “Lugar, institución, etc., de procedencia de individuos especialmente dotados para una determinada actividad”; aunque también la segunda (talento, ingenio y capacidad que muestra alguna persona) guarda mucha relación con lo que vamos a tratar.

                En el lenguaje carnavalero la cantera añade a la primera definición, además del arte que atesoran los individuos la característica de que son niños y jóvenes, y aún no han dado el salto a la estupidez que gobierna la edad adulta. En este mundo absurdo del Carnaval la cantera tiene también una connotación positiva de la educación en valores que posiblemente se haya perdido en otros mundos como el deportivo (posiblemente debido a la intromisión de los adultos)

                Esta publicación del mes de Enero, muy próximo al mes del Carnaval pretende ser un modesto homenaje a la Cantera, y no sólo a sus niños, sino también a los adultos que los cuidan y que les transmiten unos valores que seguro que no perderán con el paso de los años.

                Sólo llevo metido en este mundo unos tres años, desde que mi hijo Pablo decidió que su pasión por la guitarra lo llevaría más por el camino de los pasodobles y cuplés que por el de bulerías y fandangos. Las cosas del destino lo llevaron a formar parte de esa familia disfrazada de Centro Cultural Carnavalesco Ibarburu. Allí no sólo encontró a otros chirigoteros, sino a amigos y compañeros de viaje que compartían la misma afición que él. Digo muchas veces que no hay mejor forma de hacer feliz a un padre que viendo feliz a su hijo y durante estos tres años son incontables las veces que he visto feliz a Pablo. Posiblemente haya llorado más viendo a Pablo actuar en estos tres años que sumando todas las veces que he visto “La vida es bella”

                Jamás olvidaré la primera vez que Pablo pisó las tablas del Gran Teatro Falla. Se incorporó a escena después de la presentación y los ojos estuvieron a punto de salirse de las órbitas cuando pudo contemplar la inmensidad del teatro desde la privilegiada posición del protagonista. Fue su debut con “¡Aquí no hay quien viva, mamá!”. Aquella timidez y casi miedo se transformaron en desparpajo y felicidad desmedida dos años después haciendo de surfero con “Una chirigota con tabla” y de niño mimado con “Los Reyes”. Entre medias, hizo de trabajador de MacDonalds en “Los que se colocan por primera vez” y de explorador en “Esta chirigota está por descubrir”. Cinco chirigotas, cinco tipos, y diez participaciones en el COAC, habiendo llegado a la final los tres años. Un currículum carnavalero del que no será consciente hasta que pasen los años y recuerde emocionado estos momentos.

                Y durante estos tres años un excepcional grupo de amigos se han convertido en su inseparable pandilla durante estos años de la adolescencia donde los amigos tienen una importancia capital.

                Pero toda esta maravilla no hubiese sido posible sin que algunos adultos, que precisamente no han enterrado al niño que llevamos en nuestro interior, como se suele hacer con el paso de los años, los hubiesen cuidado y guiado. Mena, Jordi, Juanma, Ale, y Toni, como directores, músicos y letristas han ejercido de auténticos padres y a ellos sobre todo va dedicada esta publicación.

No sólo los niños y sus guías forman parte de la Peña. Los padres, los hermanos, los abuelos, especialmente esas madres que improvisan un taller de costura durante varias semanas y pasan las tardes preparando esos disfraces que vestirán sus hijos y esos padres que preparan el atrezo con una destreza propia de los mejores artesanos completan un equipo envidiable.  

                Más de cincuenta niños (y no tan niños) con edades que van desde los tres años hasta los casi veinte forman esta excepcional escuela donde se aprenden muchas más cosas además de pasodobles, presentaciones y cuplés. Desde fuera es difícil hacerse una idea de lo que significa hacer cantar a unos niños tan pequeños que aún sin saber leer, memorizan cada letra, cada acorde y cada compás. Quizás más fácil que hacer que adolescentes en plena revolución hormonal se amansen con un repertorio que hacen suyo. Que a estas edades puedan enamorarse de una ciudad que no es la suya, de que sus corazones latan al ritmo del tres por cuatro y que el mes más corto del almanaque sea a la vez el más deseado… es algo difícil de explicar. Y además del desarrollo de estas capacidades son permanentemente bombardeados con una educación en valores que poco a poco irán calando en sus corazones haciéndolos mejores personas. Trabajo en equipo (dice el crack de la formación Antonio Garrido que la chirigota es el ejemplo tipo de la organización de alto rendimiento),  respeto (porque se puede hacer reír sin insultar), empatía (ponerse en el lugar del compañero que no atraviesa su mejor momento), sentido del humor (a raudales), disciplina (con una férrea rutina de ensayos indispensable para alcanzar el nivel que demuestran), solidaridad (con bolos sin cobrar cuando haya  una causa que lo merezca) y muchos más que harían de esta publicación una lista interminable.

                Hay una frase de mi amigo Jordi (a quien me volví a encontrar en este entorno después de más de treinta años sin vernos) que lo define todo a la perfección: “Esto es una familia, y el que llega se queda”. No puedo estar más agradecido de formar parte de esta familia y de haber sido tan bien recibido. Ojalá estos ejemplos cundan en otros ámbitos y podamos crear más canteras de chavales tan sanos. Los alevines, infantiles y juveniles de hoy son los adultos del mañana. Como dice mi amigo Miguel Pulido, no tenemos que preocuparnos por dejar un mejor mundo a nuestros hijos, sino por dejar mejores hijos a nuestro mundo…

                Y para finalizar y como prueba de lo dicho deberíamos seguir los consejos que nos dan estos chavales en la  última cuarteta del popurrí de la Chirigota Infantil “Los Reyes” con la que han alcanzado la final del COAC 2020:

“Y llegado el final

mi mensaje a pulmón,

esto es sólo un disfraz

que viste mi canción

visita las calles sin prisas

ensucia tus manos de tierra

respeta a tus padres, no exijas

comparte sonrisas y olvida las penas

defiende al más débil del malo

y arma tu mente con libros

que el día sea como un regalo

 aprovecha el tiempo

juega como un niño

vuela

recorre otros mundos en tu mente

juventud divina mi  suerte

y no crezcas sé paciente

vive por siempre en un cuento de Reyes

que sea en un cuento de Reyes

que sea en un cuento de Reyes”


                Nada más que añadir, sus señorías…

                Gracias y espero que os guste.