Gracias Cristian
Los que me conocéis sabéis lo
pesado que me pongo con dar las gracias cada vez que finalizo algún reto. Como
es lo que siento, no tengo ninguna intención de cambiarlo. Hoy, aunque el reto
en principio parecía light, creo que las gracias están más justificadas que
nunca. Esta mañana he tenido el honor de participar como impulsor junto a la
Asociación Carros de Fuego en la carrera del Parque de María Luisa,
correspondiente al circuito 10 K del IMD de Sevilla. Aunque no suelo ponerme
muy nervioso antes de las carreras (revoloteo de mariposas en el estómago,
visitas a Mr. Roca y poco más) la sensación de hoy superaba a lo que vivo antes
de una Maratón o incluso de un Ironman. Era mi primera participación junto a
ellos y creo que el desconocimiento, el miedo o la responsabilidad se empeñaban
en jugármela. Afortunadamente, cuando fueron llegando los miembros de esta maravillosa
familia, todo mi sentimiento se convirtió en emoción, ilusión, alegría, felicidad…
Había tanto amor en esa glorieta del parque junto a la salida que era imposible
no sentirse así. Desde el primer momento me sentí como uno más. Conocí a
Cristian, el chico que capitaneaba nuestro equipo y uno de los tíos más grandes
que he conocido en mi vida. También a sus padres, Félix y Ana, para quien
simplemente no tengo palabras. Nos organizamos los relevos junto a Miguel, Juan
y José Luis, mis compañeros de equipo. No tengo intención de realizar una
crónica de la carrera, porque esta publicación pretende ser sólo una prueba de
agradecimiento. Sí quiero destacar las muestras de respeto y cariño de los
corredores a los que adelantábamos, que no han sido pocos, a los que
advertíamos de la llegada del carro para evitar cualquier percance. Tras 45
minutos, espectacular llegada a la Plaza de España con los cuatro agarrados al
carro y con un Cristian rebosante de felicidad. Escuchar su voz mientras lo
entrevistaban y ver su cara cuando le colgaban la medalla ha sido el mejor
regalo posible para sus impulsores. Gracias, Cristian, por haberme enseñado hoy
la cara más bella del deporte, una cara que a pesar de mis años de practicante
no había tenido oportunidad ni de imaginar. Gracias por habernos regalado tu
sonrisa, y tu sirena, esa sirena de policía que me acompañará en todas las
carreras y que estoy seguro que me dará alas cuando las cosas se compliquen.
Gracias por tu ejemplo, por hacerme ver que no hay excusas para no seguir
siempre adelante. Gracias por haberte fotografiado junto a mí, para guardar esa
foto como un recuerdo inolvidable del día de hoy. Gracias a tus padres, Félix y Ana, por ser una familia fantástica y por
haberme enseñado hoy otro significado de las palabras Papá y Mamá. Gracias a tus
compañeros de la asociación: Daniela, Casilda, Juan Carlos, David, Ismael,
Manu, Luis Fernando,… y a todos los demás. Gracias a los que habéis participado
hoy en la carrera de andadores por la lección que me habéis dado. Espero que me
sirva para borrar definitivamente las quejas y excusas de mi diccionario.
Gracias a sus padres y familiares, por haber creado esta Familia tan bonita.
Gracias a Vicky, por haberme dado la oportunidad de conoceros en la pasada
Feria de la Maratón de Sevilla, y por ser la más viva prueba junto a vosotros
de que los ángeles existen… Gracias a todos los impulsores que hacéis posible
este bello sueño, especialmente a mis compañeros Miguel, Juan y José Luis, que
me han hecho apretar hoy como en mis mejores tiempos. Gracias también al IMD,
por permitir esta categoría en sus carreras y haber introducido hoy la carrera
de andadores, una experiencia que como he dicho antes jamás olvidaré. Gracias a
esos corredores que nos han facilitado la carrera, y al público que nos ha animado sin parar. Gracias a Alejandra, por
el increíble reportaje fotográfico que ha realizado y del que he obtenido
las fotos que acompañan a esta
publicación. Para terminar como empecé, gracias, Cristian. Muchas gracias.
Espero volver a verte pronto.