Hoy quiero reflexionar sobre
nuestra dimensión social. Una de las características de nuestra raza es la de
relacionarnos con los demás, la de no vivir aislados salvo contadas
excepciones.
Un proverbio chino reza: “Si
caminas solo irás más rápido, si caminas acompañado llegarás más lejos”.
Obviamente mi objetivo en esta vida es llegar lo más lejos posible sin prisa
ninguna por hacerlo, así que mi opción ha sido claramente caminar acompañado.
Hay estudios realizados sobre
redes sociales que fijan entre 2.000 y 5.000 la horquilla de personas que
tenemos posibilidades de conocer a lo largo de nuestros días. Entendemos por
conocer, saber al menos el nombre y tener la posibilidad de tener una
interacción. En mi caso tengo un grave problema. Con el defecto de fábrica que
traigo de olvidar los nombres mi estadística se verá gravemente reducida. Con
independencia de mis problemas de memoria, la relación con los demás siempre me
ha parecido una parte fascinante de nuestro día a día, y es una de las cosas
que da más sentido a nuestra actividad diaria en todos los ámbitos.
¿Cuál será la influencia de esta
persona que acabo de conocer en mi futuro? ¿Y la mía sobre el suyo? ¿Lo volveré
a ver? ¿Coincidiremos en otro ámbito?
El transcurrir de la vida nos va
colocando ante innumerables personas, que seguro que nos influirán de una u
otra forma. Un genial vídeo de Farid Dieck (1) intenta calcular en términos de
probabilidades la posibilidad de que estemos aquí, y concluye que nuestra existencia
tal como somos es un auténtico milagro. Una vez que nacemos, esta vorágine de
números se vuelve a poner en marcha para forjar nuestro destino gracias a todos
los que tenemos la fortuna de encontrarnos en el camino, y el milagro se vuelve
a multiplicar hasta el infinito.
Con independencia de la cantidad,
creo que hay una importante reflexión sobre la calidad de las personas que nos
cruzamos. Haciendo alusión al título de la entrada, nos vamos a encontrar con “gente
con clase”, personas que influirán de forma positiva en nuestra vida, y serán
fuente de inspiración y modelos de referencia a imitar. También nos vamos a
encontrar a “clases de gente”, ésa que también nos acabará influyendo aunque
quizás de otra forma. Aunque durante muchas etapas de mi vida he “luchado”
encarnizadamente contra ellos, hoy los años me hacen ver que también me sirven
como modelos, pero para enseñarme en quién no debería llegar a convertirme.
Un antiguo proverbio zen reza que
“Cuando el alumno está preparado, aparece el maestro”. Esto, unido a mi teoría
de que todos los que nos cruzamos en esta vida tienen algo que enseñarnos y el
conectar los puntos hacia atrás como decía Jobs, completa el puzzle del cruce
de personas.
Una de mis obsesiones en la educación
de mis hijos es que comprendan y apliquen este axioma. Mi padre, que entre
otras cosas era bastante sabio, decía siempre que no pisases jamás a quien te
encontrases bajando la escalera de la vida mientras tú la subías, es muy
posible que en un futuro la situación se invierta y el karma (aunque
probablemente mi padre ni supiese que existía ese término) acabe haciendo su
trabajo.
Leí a Pablo Motos, en el prólogo
de “Donde tus sueños te lleven” de Javier Iriondo, una frase que también me
impactó: “Haz un amigo cada día y serás el hombre más afortunado del mundo”
Yo no puedo sentirme más que
afortunado en el tiempo que llevo deambulando por aquí. En todas las facetas de
mi vida he tenido la inmensa suerte de conocer a muchísima gente con clase que
me ha inspirado a ser día a día un poco mejor. Algunos de ellos han sido
asignados por el azar: mis padres, mi hermano, mis hijos, mi familia… Los otros
teóricamente seleccionados por mí: mi mujer, mis amigos, mis compañeros de
trabajo, de aficiones… Gracias a todos ellos he llegado a ser lo que soy.
Seguro que todos han puesto su granito de arena y de una u otra forma han
acabado influyéndome.
Santa Teresa de Calcuta, “cum
laude” en esto de las relaciones humanas, decía: “No permitas que jamás alguien
venga a ti y se aleje sin ser mejor y más feliz”. Una inmejorable forma para
acabar esta reflexión en forma de blog.