De todas las definiciones que nos
da la R.A.E. para la palabra cantera, en esta publicación que estrena el año
2020 nos vamos a quedar con la tercera: “Lugar, institución, etc., de
procedencia de individuos especialmente dotados para una determinada actividad”;
aunque también la segunda (talento, ingenio y capacidad que muestra alguna
persona) guarda mucha relación con lo que vamos a tratar.
En
el lenguaje carnavalero la cantera añade a la primera definición, además del
arte que atesoran los individuos la característica de que son niños y jóvenes,
y aún no han dado el salto a la estupidez que gobierna la edad adulta. En este
mundo absurdo del Carnaval la cantera tiene también una connotación positiva de
la educación en valores que posiblemente se haya perdido en otros mundos como
el deportivo (posiblemente debido a la intromisión de los adultos)
Esta
publicación del mes de Enero, muy próximo al mes del Carnaval pretende ser un
modesto homenaje a la Cantera, y no sólo a sus niños, sino también a los
adultos que los cuidan y que les transmiten unos valores que seguro que no
perderán con el paso de los años.
Sólo
llevo metido en este mundo unos tres años, desde que mi hijo Pablo decidió que
su pasión por la guitarra lo llevaría más por el camino de los pasodobles y
cuplés que por el de bulerías y fandangos. Las cosas del destino lo llevaron a
formar parte de esa familia disfrazada de Centro Cultural Carnavalesco
Ibarburu. Allí no sólo encontró a otros chirigoteros, sino a amigos y compañeros
de viaje que compartían la misma afición que él. Digo muchas veces que no hay
mejor forma de hacer feliz a un padre que viendo feliz a su hijo y durante
estos tres años son incontables las veces que he visto feliz a Pablo. Posiblemente
haya llorado más viendo a Pablo actuar en estos tres años que sumando todas las
veces que he visto “La vida es bella”
Jamás
olvidaré la primera vez que Pablo pisó las tablas del Gran Teatro Falla. Se
incorporó a escena después de la presentación y los ojos estuvieron a punto de
salirse de las órbitas cuando pudo contemplar la inmensidad del teatro desde la
privilegiada posición del protagonista. Fue su debut con “¡Aquí no hay quien
viva, mamá!”. Aquella timidez y casi miedo se transformaron en desparpajo y
felicidad desmedida dos años después haciendo de surfero con “Una chirigota con
tabla” y de niño mimado con “Los Reyes”. Entre medias, hizo de trabajador de
MacDonalds en “Los que se colocan por primera vez” y de explorador en “Esta
chirigota está por descubrir”. Cinco chirigotas, cinco tipos, y diez
participaciones en el COAC, habiendo llegado a la final los tres años. Un
currículum carnavalero del que no será consciente hasta que pasen los años y
recuerde emocionado estos momentos.
Y
durante estos tres años un excepcional grupo de amigos se han convertido en su
inseparable pandilla durante estos años de la adolescencia donde los amigos
tienen una importancia capital.
Pero
toda esta maravilla no hubiese sido posible sin que algunos adultos, que
precisamente no han enterrado al niño que llevamos en nuestro interior, como se
suele hacer con el paso de los años, los hubiesen cuidado y guiado. Mena,
Jordi, Juanma, Ale, y Toni, como directores, músicos y letristas han ejercido
de auténticos padres y a ellos sobre todo va dedicada esta publicación.
No sólo los
niños y sus guías forman parte de la Peña. Los padres, los hermanos, los
abuelos, especialmente esas madres que improvisan un taller de costura durante
varias semanas y pasan las tardes preparando esos disfraces que vestirán sus
hijos y esos padres que preparan el atrezo con una destreza propia de los
mejores artesanos completan un equipo envidiable.
Más
de cincuenta niños (y no tan niños) con edades que van desde los tres años
hasta los casi veinte forman esta excepcional escuela donde se aprenden muchas
más cosas además de pasodobles, presentaciones y cuplés. Desde fuera es difícil
hacerse una idea de lo que significa hacer cantar a unos niños tan pequeños que
aún sin saber leer, memorizan cada letra, cada acorde y cada compás. Quizás más
fácil que hacer que adolescentes en plena revolución hormonal se amansen con un
repertorio que hacen suyo. Que a estas edades puedan enamorarse de una ciudad
que no es la suya, de que sus corazones latan al ritmo del tres por cuatro y
que el mes más corto del almanaque sea a la vez el más deseado… es algo difícil
de explicar. Y además del desarrollo de estas capacidades son permanentemente bombardeados
con una educación en valores que poco a poco irán calando en sus corazones
haciéndolos mejores personas. Trabajo en equipo (dice el crack de la formación
Antonio Garrido que la chirigota es el ejemplo tipo de la organización de alto
rendimiento), respeto (porque se puede
hacer reír sin insultar), empatía (ponerse en el lugar del compañero que no
atraviesa su mejor momento), sentido del humor (a raudales), disciplina (con
una férrea rutina de ensayos indispensable para alcanzar el nivel que demuestran),
solidaridad (con bolos sin cobrar cuando haya
una causa que lo merezca) y muchos más que harían de esta publicación
una lista interminable.
Hay
una frase de mi amigo Jordi (a quien me volví a encontrar en este entorno
después de más de treinta años sin vernos) que lo define todo a la perfección:
“Esto es una familia, y el que llega se queda”. No puedo estar más agradecido de
formar parte de esta familia y de haber sido tan bien recibido. Ojalá estos
ejemplos cundan en otros ámbitos y podamos crear más canteras de chavales tan
sanos. Los alevines, infantiles y juveniles de hoy son los adultos del mañana.
Como dice mi amigo Miguel Pulido, no tenemos que preocuparnos por dejar un
mejor mundo a nuestros hijos, sino por dejar mejores hijos a nuestro mundo…
Y
para finalizar y como prueba de lo dicho deberíamos seguir los consejos que nos
dan estos chavales en la última cuarteta
del popurrí de la Chirigota Infantil “Los Reyes” con la que han alcanzado la
final del COAC 2020:
“Y llegado el final
mi mensaje a pulmón,
esto es sólo un
disfraz
que viste mi canción
visita las calles sin
prisas
ensucia tus manos de
tierra
respeta a tus padres,
no exijas
comparte sonrisas y
olvida las penas
defiende al más débil
del malo
y arma tu mente con
libros
que el día sea como
un regalo
aprovecha el tiempo
juega como un niño
vuela
recorre otros mundos
en tu mente
juventud divina
mi suerte
y no crezcas sé paciente
vive por siempre en
un cuento de Reyes
que sea en un cuento
de Reyes
que sea en un cuento
de Reyes”
Nada
más que añadir, sus señorías…
Gracias
y espero que os guste.