Título en inglés para la
publicación de este mes de Julio, un mes en el que algunos celebramos
aniversario de vueltas al sol, en el que otros disfrutan de sus vacaciones y en
el que la mayoría sufrimos de los efectos de las altas temperaturas.
Uso
el original en la lengua de Shakespeare para respetar la frase de Jerzy
Gregorek, campeón olímpico polaco que en 1986 llegó a Estados Unidos junto a su
mujer Aniela como refugiado político. Su vida es fiel ejemplo de la filosofía
estoica, una corriente sobre la que ya he escrito en alguna ocasión en este
diario (más bien “mensuario”) público de reflexiones. Como dijo una vez Yousuf
Karsh, fotógrafo armenio que también tuvo que vivir experiencias traumáticas en
el genocidio llevado a cabo en su país: “el carácter como una fotografía, se
desarrolla en la oscuridad”. O como dice nuestro sabio refranero: “Ningún mar
en calma hizo experto a un marinero…”
Esta aceptación
de la realidad, esta capacidad de asumir decisiones difíciles con la
esperanza puesta en una vida mejor nos
lleva a uno de los principios de la
filosofía estoica, el de aprender a distinguir lo que está bajo nuestro
control de lo que no lo está. Y una vez alcanzada esta distinción, enfocar
nuestras energías sólo en aquello que podemos controlar. Parece fácil, lleno de
sentido común y coherente, pero en la
práctica vaciamos nuestros limitados depósitos energéticos en intentar cambiar
cosas que quedan muy lejos de nuestra capacidad de control.
La pregunta
previa sería ¿qué es lo que realmente podemos controlar? Parece claro que nada
de lo que ocurre fuera de nosotros. El clima, el tráfico, la paz mundial, el
comportamiento y las reacciones de los demás… Pero ¿y lo que ocurre dentro de
nosotros? ¿Podemos controlar totalmente nuestras emociones, nuestras
sensaciones, nuestros pensamientos, nuestra salud? Obviamente podemos influir
en ello, pero controlar, lo que se dice estrictamente controlar, me temo que
no. Si asumimos esta realidad tanto interna como externa, estrictamente
incontrolable, sólo nos queda el control sobre nuestra reacción a lo que nos
sucede y sobre las decisiones que tomamos al respecto. En otras palabras, no
podemos controlar lo que sucede (ni dentro ni fuera de nosotros) pero tenemos
la posibilidad (y casi la obligación diría yo) de reaccionar libremente a lo
que sucede y de decidir qué hacemos con elllo. En palabras de Víctor Frankl,
uno de los más grandes filósofos de todos los tiempos: “Entre estímulo y
respuesta hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder de elegir nuestra
respuesta. En nuestra respuesta yace nuestro crecimiento y nuestra libertad”.
Casi “ná”… Epicteto, otro estoico que pasó de ser esclavo a uno de los
filósofos más influyentes de su tiempo decía que “No es lo que te ocurre, sino
como reaccionas, y lo que aprendas de ello lo que importa”.
Pero volvamos
a la vida de Gregorek y al tipo de decisiones que tuvo que tomar en su vida en
busca de una existencia mejor. Bombero de profesión, en la Polonia de los 80 se
vio obligado por el gobierno comunista a reprimir con dureza a sus compañeros
del movimiento Solidaridad, del que era simpatizante. Muchos continuaríamos con
nuestro trabajo apelando a la necesidad de mantenerlo y haciendo algo que va en
contra de nuestros principios. Gregorek no, renunció al trabajo y con ello a su
única fuente de ingresos. Podía haber renunciado a sus convicciones políticas
en un país en el que se les perseguía duramente, pero tampoco lo hizo. No sólo
tuvo que dejar su trabajo, también su país para comenzar totalmente de cero en
Estados Unidos. Decisiones muy difíciles, pero que finalmente le llevaron a una
vida de gloria deportiva con cuatro títulos olímpicos en levantamiento de pesas
y un reconocimiento que jamás hubiese alcanzado trabajando de bombero. La
historia de Gregorek nos pone de manifiesto la necesidad de tomar las riendas
de nuestras vidas, de tomar decisiones difíciles y muchas veces incomprensibles
para otros en aras de una vida mejor. Epicteto (otra vez) lo dejó claro con una
de sus profecías: “Ya no eres un adolescente, sino un adulto. Por lo tanto, si
continúas siendo negligente y perezoso, y siempre aplazas las cosas añadiendo
más excusas, posponiendo el día en que te dedicarás a ti mismo, se te pasará la
vida sin darte cuenta y haber progresado, y seguirás siendo del vulgo hasta el
día de tu muerte.”
El tema de las
decisiones da para mucho. En 2013 en Estados Unidos se llevó a cabo un estudio
con más de 20.000 participantes. Básicamente se trataba de “preguntar” a una página web sobre la decisión a tomar
(¿Cambio de trabajo?, ¿Continúo con mi pareja?, ¿Es el momento de tener un
hijo?...) Una moneda virtual, de forma
totalmente aleatoria, aconsejaba sobre el camino a tomar, quedando la decisión
final en manos del participante. Según
este estudio, las decisiones más difíciles son las que implican mayores cambios, como algunas de las incluidas en el
paréntesis anterior. Pero el verdadero objetivo del estudio no era ése. Al
contactar con los “decisores” cierto tiempo después, los más felices resultaban
ser los que habían elegido el sí y habían afrontado cambios importantes en sus
vidas (decisiones difíciles, vida fácil… o feliz). El estudio sirvió para
cuestionar lo que en psicología se denomina “sesgo
del status quo”, por el que las personas suelen rechazar decisiones que le
provoquen grandes cambios para evitar afrontar las consecuencias negativas que
puedan conllevar. Algo así como más vale lo malo conocido que lo bueno por
conocer. Como dice mi amigo Alonso Pulido, merece la “alegría” asumir el
riesgo, salir de nuestra zona de confort y tomar decisiones difíciles en la
búsqueda de una vida mejor.
Si asumimos
que tomar decisiones difíciles nos llevará a una vida mejor, a continuación
algunos consejos que nos pueden facilitar esa toma de decisiones, según apuntan
los psicólogos.
ü
Cambiar los pensamientos para cambiar las
emociones. En la medida que podamos cambiar nuestras percepciones sobre el
resultado del cambio, anticipando lo positivo, nos colocaremos en una actitud
mental más adecuada para tomar esa difícil decisión.
ü
Persistir, y nunca abandonar hasta conseguir lo
que buscamos. Siendo resilientes, las posibles adversidades que nos genere la
nueva situación se convertirán en lecciones de vida que nos harán avanzar por
el camino del crecimiento personal.
ü
Atención plena, aquí y ahora. Este omnipresente
consejo, válido no sólo para la toma de decisiones, nos proporcionará una mayor
calidad de vida. Seguro que mis amigos Cristina Jardón y Eloy Doncel lo
acreditan, como demuestra su programa “Search Inside Yourself”
ü
Gratitud y humildad. Ser humildes en nuestros
planteamientos nos llevará a imaginar objetivos alcanzables. Aunque hay que
pensar a lo grande, siempre es mejor mantener los pies en el suelo e ir
avanzando poco a poco. Ahora bien, cualquier logro conseguido, por pequeño que
sea, debería ser suficientemente agradecido. La gratitud es otro de los
ingredientes indispensables de una vida feliz, junto con las decisiones
difíciles.
ü
Compartir. La felicidad es de las pocas cosas
que se multiplica cuando se reparte. Esta afirmación es un criterio fundamental
que debe guiar nuestras decisiones. Como me enseñaron mis amigos de la
Fundación Olivares, cuando ayudas a los demás, recibes muchísimo más de lo que
das.
Por si nos
sirve de refuerzo positivo de cara a la toma de decisiones importantes, no
debemos obviar que las personas somos básicamente “homos decisoris”. Hay
estudios que confirman que tomamos una media de 35.000 decisiones diarias, lo
que hace una media de unas 2.000 a la hora si estimamos un sueño medio de siete
horas. Todo en nuestra vida es una decisión, desde que damos el primer salto de
la cama, hasta que decidimos volver a ella. Entre medias, decidimos que ropa
ponernos, con qué nos alimentamos, qué camino tomamos hasta el trabajo, qué
ejercicio hacemos, e infinidad de decisiones más. Por tanto, la falta de
entrenamiento no debería ser una excusa de cara a la toma de decisiones
importantes.
Para complicar
un poco el tema, la teoría de los universos paralelos defiende, que en base al
carácter infinito del espacio, existen infinitos planetas habitados, donde
nuestros teóricos gemelos viven una vida complementaria a la nuestra en base a
las infinitos caminos que vamos descartando con las decisiones que vamos
tomando. En algún Universo Paralelo, hay un Antonio que no escribe mensualmente
ese blog posiblemente por el miedo al qué dirán. Me resulta difícil entenderlo
y expresarlo, imposible obviamente de explicarlo, pero no quería dejar pasar la
oportunidad de citarlo.
Siempre me
gusta aportar parte de mi experiencia vital a estas publicaciones para hacerlas
más directas. En mi caso particular, en Diciembre de 2001 tomé una de las
decisiones más difíciles que he tomado en mi vida. Con mi mundo interior
zarandeado tras el reciente fallecimiento de mi padre, con una importante
crisis de identidad profesional porque no creía en lo que hacía, la oportunidad
de un cambio importante apareció en mi horizonte. Era cambiar mi estabilidad
como director de banco, con un futuro prometedor y con una esperanza de
jubilación anticipada por una vida llena de riesgos. Pocos de los que me
rodeaban entendieron esta difícil decisión. Era cambiar mi posición de director
de oficina de una de las Cajas de Ahorro líderes del mercado andaluz por un
puesto de director financiero en una constructora pequeñita, con una situación
relativamente complicada. Afortunadamente mi familia y mis jefes directos me
brindaron todo su apoyo y esta decisión difícil me regaló una de las etapas
profesionales (y personales) más brillantes de mi vida. Hoy, mirando hacia
atrás como decía Steve Jobs, puedo observar como los puntos se unen de forma
magistral para dar sentido a todo. Y es que parece que el Universo, al igual
que el abuelo, tiene un plan. Ahora puedo volver a ver la misma película
protagonizada por mi hijo. A sus recién cumplidos dieciocho años, le llega la
hora de tomar decisiones difíciles. Espero y deseo con todo mi corazón que le
lleven a una vida de plenitud.
Gracias como
siempre por vuestro tiempo. Este mes me he extendido un poco más. Consecuencias
de tener más tiempo libre. No obstante, vuestra es la decisión de leerlo hasta
el final. Que tengáis un gran mes de Agosto en el que toméis decisiones
difíciles que hagan vuestra vida más fácil. Gracias.