Publicación del mes de Noviembre rozando la caída de la hoja del calendario, como si de una caprichosa metáfora otoñal se tratase. Este mes siempre es para mí un mes muy especial. Celebramos el cumpleaños de mi mujer, nuestro aniversario como pareja y entre otras cosas comienza el olor a Navidad. Me trae recuerdos de película, con esa encantadora “Noviembre dulce” mágicamente protagonizada por Charlize Theron y por Keanu Reeves. Un Noviembre dulce en la que el tema principal de su banda sonora era el “Only time” de Enya. Esa canción que se preguntaba quién podía decir dónde va la carretera, dónde fluye el día o si el amor puede crecer. Efectivamente, sólo el tiempo puede hacerlo. Un tiempo que no es más que una sucesión de momentos. Javier Iriondo, en su último libro “Este es tu momento” lo define como un diminuto espacio de tiempo capaz de cambiarlo todo. Y eso es lo que podría decir que ha pasado. En menos de un mes hemos pasado de hablar de sombras y de salud mental a deslumbrarnos por las luces y a vivir momentos para recordar.
El libro de Javier, como la mayoría de sus libros, me ha inspirado y me ha zarandeado desde lo más profundo de mi ser. Decía el genial Picasso que la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando. La inspiración me llegó, y me pilló trabajando en el sentido profesional de la palabra pero también en el personal. Hace poco me crucé con una frase de Séneca (ya he comentado en alguna que otra publicación que últimamente me muevo por terrenos estoicos) que me dio que pensar: “No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene la oportunidad de ponerse a prueba”. Quizás acercarme al precipicio no era más que la última acción que necesitaba antes de lanzarme a volar. Recordé mi experiencia con el parapente del pasado mes de Agosto, y cuando fui consciente de los cercanos monitores que minimizaban los riesgos del vuelo no me lo pensé dos veces y salté. En un diminuto espacio de tiempo te puede cambiar todo. Decisiones difíciles y vida fácil, o decisiones fáciles y vida difícil. De nuevo el estoicismo rondando mi pensamiento. Esta idea me llevó a dar una vuelta por mi propio blog, para dar un rápido vistazo a mis últimas publicaciones. Entre los títulos que más me llamaron la atención, me quedo con “sé que puedo volar”, “saliendo de la zona de confort, aunque se a empujones”, “la elección”, “señales”, “tempus fugit: carpe diem”, “cualquier cosa es posible”, “la vida en busca de sentido” y la que me llevaba a indagar en mi blog: “decisiones difíciles y vida fácil, o decisiones fáciles y vida difícil”. Todas estas reflexiones no pueden llevarme a otra conclusión distinta de que el momento había llegado. Como escribe Javier en ese título dirigido directamente a nuestra línea de flotación: “Este es tu momento” (“este es mi momento”). Como dice Paulo Coelho: “Un día despertarás y ya no habrá más tiempo para hacer las cosas que has querido hacer. Hazlas ahora…”
Un momento que si todo va según lo previsto deberá concretarse el mes que viene. Un momento que me ha llegado, como no podía ser de otra forma, gracias a las buenas personas que me rodean. Porque al final te das cuenta que la diferencia está en las personas, como escribía en Junio de 2022. Cuando estás en la compañía adecuada todo encaja. Mi amigo Miguel López, una de esas personas en las que pienso cuando escribo estas líneas, subía el otro día un vídeo a redes con un mensaje brutal. Un conferenciante, con pinta de profesor universitario (de hecho el logo de la Universidad de Granada se adivina en la pared del fondo de la sala) traslada al auditorio una pregunta muy práctica: “Si dirigieseis un casting de aspirantes para acompañaros a una expedición al Polo Norte y tuvieseis la restricción de que sólo pudieseis exigir una única cualidad para los candidatos, ¿cuál escogeríais? Después de escuchar múltiples y lógicas respuestas de los asistentes, como la fortaleza, la resiliencia, el liderazgo, y otras muchas cualidades que indudablemente serían de mucha ayuda en una aventura de estas características, da un giro radical (quiebro en términos carnavaleros) y sentencia que él se preocuparía de que fuesen buenas personas. Para huir de la demagogia y no caer en tópicos, da tres argumentos sobre las buenas personas que me parecieron espectaculares, y que decidí compartir con todos. No por obvios me queda claro que los tengamos en cuenta en nuestro día a día.
- · Las buenas personas reconocen los errores que cometen y no buscan culpables.
- · Las buenas personas son capaces de perdonar los errores que cometen los demás y no guardan rencor.
- · Las buenas personas, cuando se juntan con buenas personas, cambian el mundo.
Añado una de mi cosecha. Las buenas personas te hacen ver que el momento ha llegado. Te ayudan a darte cuenta de que lo único imposible es aquello que no intentas. Y de que todo lo que siempre has querido se encuentra justo al otro lado de la línea del miedo. Mi buen amigo Alonso (otra buena persona) dice que el miedo no debe ser nunca una excusa para no avanzar. Si tienes miedo, hazlo con miedo., pero hazlo.
Así que aprovecharemos el momento. Este mes la publicación es más corta de lo habitual. Amenazo con hacer doblete el mes que viene, así que tampoco quiero aburriros mucho. Gracias como siempre por vuestro tiempo, que ya sabéis la importancia que tiene al tratarse de una sucesión de momentos, y teniendo en cuenta que cualquier momento puede cambiaros la vida.