lunes, 15 de julio de 2024

“ANTONIO V54”, IGUALMENTE DIFERENTE O DIFERENTEMENTE IGUAL A LAS 53 VERSIONES ANTERIORES

Un año más llega el momento de la publicación del mes de julio. Ésa con la que me hago un año mayor, más sabio, o con la que completo una nueva vuelta al sol, como se ha puesto de moda decir últimamente.

Este año la celebración será muy especial, y no me refiero al evento. Siempre me gusta decir que el mejor cumpleaños es siempre el último, porque es sobre el que se cierne la amenaza de no vivirlo. Los anteriores los damos ya por descontados. Así que cuando llega el momento de soplar las velas es siempre un motivo de celebración.  Mirar hacia atrás me lleva todos los años a realizar un ejercicio de reflexión pero sobre todo de agradecimiento por haber llegado hasta aquí. Ya he puesto imaginariamente seis veces la vela con el número cuatro en segundo lugar en mis tartas. Imaginariamente digo, porque las dos primeras ni los vi. En casa no éramos muy de tartas, ni por tanto de velas. Ya a los veinticuatro las tartas y  las velas formaban parte de estas celebraciones, por lo que en realidad el cuatro lo he colocado catorce veces, diez en primera posición marcando las decenas (en mi década de mis cuarenta) y cuatro como acompañante de las unidades. Y dejando atrás estas consideraciones matemáticas, una de las cosas que más me llama la atención en este ejercicio de reflexión es lo distinto que es el Antonio de hoy del que ha ido soplando las velas con el número cuatro años atrás. Tampoco es cuestión de descubrir si mejor (como los vinos) o peor (como dirán otros). Este año sí puedo decir que llego a este punto más feliz, más completo que otros años. Con mis hijos comenzando a volar solos y buscando su camino en la vida, disfrutando todavía del deporte, con un trabajo que me apasiona y que me hace ser feliz, algo que jamás pensé que ocurriría ya a estos años, no puedo dejar de pensar en dar gracias a la vida, que me ha dado tanto. A pesar de que soy consciente de que ya hace bastantes años que le di la vuelta al jamón, y que me quedan menos cumples que celebrar que los que ya he celebrado, mi lista de cosas que hacer antes de irme es cada vez mayor, y mis ilusiones por seguir aprendiendo cada día aún permanecen intactas, incluso me atrevería a decir que han crecido algo en comparación con mi pasado.

Y a pesar de que el “Antonio V54” presenta tantas diferencias con sus versiones anteriores, en esencia no deja de ser el mismo. Es diferentemente igual o igualmente diferente a ellos, una expresión que me gusta usar todos los veintiuno de marzo cuando desparejo mis calcetines e incluso mis botines, como una gráfica forma de visibilizar el día mundial del Síndrome de Down. Una expresión que ya forma parte de mi día a día. Cuando tuve la fortuna de cruzarme en mi vida con los Capitanes de Carros de Fuego, unas palabras cuyo significado creía conocer se transformaron y comenzaron a formar parte de mi diccionario particular: inclusión, diversidad y visibilidad. Las tres palabras que pronunció el gran Jesús Vidal en la ceremonia de entrega de su tan merecido Goya.

Minifunkids nos permite en el día a día aportar nuestro humilde granito de arena para mejorar la vida de estos chavales con diversidad funcional. Vivir con este propósito me ha permitido sentirme diferente a cómo me sentía antes, aunque sin perder la esencia porque tengo claro que sigo siempre el mismo. ¿Qué ventajas tiene dar visibilidad a la diversidad para practicar una inclusión real? Entre otras, las siguientes:

µ      Conocimiento y comprensión. Normaliza la presencia de personas distintas a lo que entendemos por iguales, mejorando nuestro conocimiento y comprensión de experiencias y perspectivas diferentes.

µ      Eliminación de prejuicios. La variedad ayuda a eliminar juicios preconcebidos, construyendo una visión más justa y equitativa de la sociedad.

µ      Empatía y respeto. La visibilidad fomenta este tipo de valores, creando un ambiente más tolerante e inclusivo.

µ      Inspiración. Estas personas pueden ser fuente de inspiración y motivarnos a ser mejores personas.

µ      Innovación y creatividad. Abrazar la diversidad favorece generar nuevas ideas y soluciones creativas, más allá de nuestra habitual zona de confort.

µ      Reducción de la discriminación y el acoso. Normalizar y visibilizar la diversidad favorece la reducción de conductas discriminatorias.

µ      Mejores personas, mejor sociedad. Fomentar la inclusión de la diversidad nos llevará a crecer como personas, lo que al final redundará en beneficio de la sociedad.

Y para acompañar esta publicación no he encontrado mejor fotografía que esta imagen magistralmente captada por mi amigo Miguel López que me pilló en plena faena delante de la pantalla que emitía una frase tan mágica como cargada de significado: “La igualdad nace de la libertad y el derecho a ser diferente.” Esta frase preside una de las paredes del Centro Social de Guadalcacín donde el colectivo “Guadiversa” lleva a cabo actividades que fomentan la convivencia y el desarrollo personal y social. Allí estuvimos no hace mucho con estas maravillosas personas que nos demostraron una vez más que todos somos igualmente diferentes, o diferentemente iguales, lo que más nos guste.

Muchísimas gracias por todo. Amenazo con volver el mes que viene, el mes de vacaciones para la mayoría, y seguir así por lo menos hasta que ponga el cinco doble en la tarta.