jueves, 19 de junio de 2025

SÉ TÚ MISMO (BE YOURSELF, MY FRIEND...)

 “Para los que ya me conocíais de antes, ya sabéis que soy Antonio Jurado. Para los que me veis por primera vez… soy Antonio Jurado también.”

Con esta frase suelo abrir muchas de mis presentaciones cuando tengo la oportunidad de hablar en público. Algunos sonríen, otros se sorprenden y otros no saben si voy en serio o en broma, algo que me ocurre de forma habitual. Detrás de esa frase, sencilla y directa, hay una de las lecciones de vida más valiosas que me dejó mi padre: “Hijo, estés donde estés, estés con quien estés, no dejes de ser tú mismo.” Esta fue una de las pocas lecciones habladas que me regaló, porque la mayoría de ellas fueron en forma de ejemplo, que al final son las más efectivas…

Ser uno mismo, algo que parece fácil, es de lo más difícil que he intentado hacer en la vida.

A veces la vida parece un teatro de máscaras. Una para cuando trabajas, otra para cuando sales, otra más para cuando tienes que parecer fuerte. Iba en traje y con corbata al banco, en polo y chinos cuando salía a ligar y en pantalones anchos llamativos y tirantas cuando iba al gimnasio. Pero ¿y si un día decides no disfrazarte? ¿Si sales ahí fuera tal cual eres, sin adornos ni poses? (sin perder la compostura, por supuesto, y respetando el protocolo en los casos que sea necesario)

Eso fue lo que intenté cuando, siendo aún un chaval, empecé a trabajar. Luego vinieron más trabajos, más cargos, más responsabilidades. Y sin darme cuenta, lo que parecía una anécdota de familia se convirtió en una brújula: hacer lo que hago sin dejar de ser quien soy.

Porque cuando uno se presenta de verdad, sin escudos ni armaduras, no hay que estar recordando qué versión toca hoy. Sin copiar, sin competir. En la vida que hoy nos ha tocado vivir se nos mide por cuántos likes conseguimos, por cuántos pasos damos en menos tiempo, por cuán brillantes parecemos ante los demás y por cuántos “éxitos” profesionales logramos acumular. Pero hay algo que no se puede impostar: la coherencia.

Esa coherencia entre lo que piensas, lo que haces y lo que dices. Esa manera de estar en el mundo que no necesita focos, pero que sí deja huella. Yo no he sido el mejor en casi nada. De hecho en la mayoría de las facetas no me considero ni bueno. En el deporte por ejemplo, nunca fui el que cruzaba primero la meta, ni el que empujaba el  balón al fondo de la red para ganar el partido. Pero tampoco fue eso lo que me empujó a seguir. Lo que me mueve es lo mismo que me mueve desde siempre: ser la mejor versión de Antonio Jurado, con todo lo que eso conlleva.

He cometido errores. Muchos. He dudado. Me he sentido pequeño. He llorado más de una vez. Pero en todo ese camino, lo único que nunca me ha fallado ha sido la decisión de no dejar de ser yo mismo. Y eso, curiosamente, es lo que más me ha acercado a los demás. Porque cuando uno se muestra real, también invita a los otros a quitarse la coraza. Creo que el Antonio Jurado de hoy es mucho más auténtico que el de haced unos años, y el no tener que actuar me regala una paz que antes encontraba difícil alcanzar.

Por eso cada día soy más capaz de mirar a la gente a los ojos y decir: “Soy yo. Con mis luces y mis sombras. Pero soy yo.” Con mis luces, que suele ser el reflejo de la luz que emiten los que me rodean. Con mis sombras, que como siempre digo, son bastante menos famosas que las de Grey.

Si te ha gustado y estás interesado en conocerme un poco mejor, te dejo esta espectacular entrevista (por la calidad de las preguntas, por la grabación y por la edición, que no por el entrevistado), que seguro que te acerca bastante a mí.

https://www.doshermanasaldia.com/post/dos-hermanas-inclusiva-y-solidaria

Seguro que esta publicación no se hace viral. Seguro que no cambiará el mundo como el discurso  de Jobs en Stanrford.. Pero si te hace pensar un segundo en la posibilidad de vivir más cerca de tu esencia, el tiempo invertido en escribirlo estará más que justificado.

Ser uno mismo no es una meta. Es un compromiso diario. Una forma de caminar. Ya lo decía Oscar Wilde, experto en frases lapidarias: “Sé tú mismo , el resto de los papeles ya están cogidos.”

Y si alguna vez dudas… recuerda: “Para los que ya me conocíais, ya sabéis quién soy. Para los que no me conocíais… también”

Como siempre me gusta acompañar mis publicaciones con una imagen, este mes he pensado en generar una imagen en IA (al final me estoy aficionando) que muestre al Antonio Jurado de hace 20 años reflejado en el espejo frente al Antonio Jurado de dentro de 20 años, basándose en una foto del Antonio Jurado de hoy. Un poco enrevesado (como yo) pero me ha gustado el efecto. Espero que a vosotros también. Gracias por vuestro tiempo y hasta el mes que viene.



lunes, 19 de mayo de 2025

Los “101”, una metáfora de la vida: mucho más que una carrera y más allá de la meta.

        Hace justo un año compartía por aquí mi primera experiencia en los 101 kilómetros de Ronda. Hoy, un año después, vuelvo a ese mismo punto, con las zapatillas llenas de tierra, el alma más ligera y el corazón cargado de historias. Esta crónica no es solo el relato de una prueba deportiva. Es una reflexión vital. Una metáfora con mochila.

        Porque los 101 no son solo una carrera. Son un espejo donde se refleja lo que somos: nuestras dudas, nuestros sueños, nuestros miedos, nuestros límites... y esa voz interior que igual que se encarga de hacernos dudar sobre nosotros mismos siempre nos empuja un paso más allá.

        Este año me enfrentaba de nuevo al reto con menos ilusión que el año pasado. Quizás porque no creí que tendría suerte en el sorteo, quizás porque el cuerpo ya recordaba lo duro que fue la aventura y las horas de entrenamiento que llevaba de menos me hacían dudar sobre mi desempeño. Pero la vida, caprichosa y sabia a la vez, quiso que el azar me diera una plaza y el corazón hiciera el resto. Y ahí estaba otra vez en esa mágica línea de salida: zapatillas puestas, mochila en mis espaldas y ese cosquilleo de quien sabe que va a vivir algo grande.

     La preparación fue menos metódica que la del año anterior. Más lluvia, más dudas, menos kilómetros. Pero también más calma, más aprendizaje y más confianza en lo esencial: presentarte en la línea de salida con lo que tienes y con lo que eres.

       Por fin llegó el ansiado día: 10 de mayo. Como si el tiempo se doblara sobre sí mismo, me encontré rodeado de miles de personas que, como yo, habían decidido regalarse una experiencia única. Algunos para superar miedos, otros para cumplir promesas. Todos, para vivir.

       Volvíamos a ser cinco en la salida. Volvimos a ser dos tras el Cuartel. Bueno, dos y medio… porque esta vez se nos unió un ángel de la guarda con cámara en mano que hizo mágicos los últimos kilómetros.

        El paisaje este año estaba de postal: campos verdes, senderos salpicados de charcos, la temperatura perfecta y esa sensación de que el mundo, por unas horas, se alineaba contigo.

       Setenil nos regaló uno de esos momentos que se graban en la piel: bailando “Saturday Night” como si no lleváramos cincuenta kilómetros encima. Porque la alegría también forma parte del camino.

       Pero, como bien dicen los veteranos, los 101 son dos carreras en una. La primera para disfrutar y calentar hasta el kilómetro 70. La segunda, una travesía del alma que pone a prueba tu fuerza interior.

       Y ahí, en esa segunda parte, es donde se cocina de verdad la historia. Donde el cuerpo se queja, los pies arden y las bajadas se convierten en castigos. Donde te preguntas si seguir tiene sentido… y justo entonces descubres que sí, lo tiene. Porque lo estás haciendo por algo mucho más grande que tú.

       Y cuando por fin divisas Ronda, sabes que la cuesta final —la famosa Cuesta del Cachondeo— es mucho más que una subida: es la metáfora perfecta del esfuerzo final, del “ya casi estás”, del “no pares ahora”. Y al girar a la izquierda, justo como el año pasado, ahí estaba el amanecer. Y ahí estaba también Damián, el fotógrafo de la edición anterior, apuntándome con su cámara como si el tiempo no hubiera pasado. Nos reconocimos. Nos saludamos. Y en ese instante entendí que la vida tiene sus propios guiones secretos.

      Los últimos metros no los corrí (bueno, en realidad los últimos kilómetros). Los saboreé. Me envolví en mi bandera —llena de los logos de quienes dan sentido a mi camino— y me dejé llevar por los aplausos. Respondí a cada uno con un “gracias” que me salía desde lo más profundo. Porque aunque la experiencia comienza al cruzar el arco de salida, la verdadera transformación sucede durante el camino.

       Al llegar, Chito, la voz inconfundible de los 101, mencionó a la Fundación Donando Vidas y a la visera Tricaletera. Y ahí, bajo ese arco, sentí que no había terminado nada. Que en realidad, todo volvía a empezar. Como decía mi hija Daniela: “el fin es el principio de algo nuevo”.

        Los 101 de Ronda no son una prueba física. Son una prueba de vida. Una lección constante de humildad, resistencia y gratitud. Y este año, más que nunca, me quedo con una frase que lo resume todo:

        “Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado.”

        Gracias infinitas a cada voluntario, a cada compañero de carrera, a cada mirada que animó desde la cuneta. Y gracias, especialmente, a Alejandro Navarro —que con su bicicleta adaptada visibilizó el autismo de forma heroica— y a Lucas, ese luchador anónimo de 50 años que, incluso tras perder el conocimiento, solo pensaba en seguir adelante.

        Porque en los 101, como en la vida, no siempre gana el más fuerte. Gana quien no se rinde. Quien sabe que el dolor pasa, pero lo vivido se queda para siempre.

        Para acompañar la publicación de este mes no he encontrado mejor imagen que este montaje que como cantaría el mismísimo Chiquetete, refleja mi transitar en el mismo sitio, a la misma hora, camino de meta. Ese Déjà vu magistralmente captado en el objetivo de Damián, de Fotógrafos Solidarios de Ceuta.  

        Gracias por estar al otro lado. Gracias por leer hasta aquí. Y sobre todo, gracias por seguir soñando. Nos vemos en junio, con nuevas metas, nuevas aventuras… y el corazón en modo “finisher”.



miércoles, 16 de abril de 2025

18 AÑOS: REFLEXIONES SOBRE EL PASO DEL TIEMPO Y LA MAYORÍA DE EDAD

     Hoy es un día especial. Tan especial que no podía dejar pasar por alto la oportunidad de dedicarle la publicación de mi blog del mes de abril. Hoy el sol nos ilumina con una luz especial. Hoy no es un día cualquiera. Mi hija “pequeña” cumple hoy dieciocho años. Un número cargado de significado que resuena con la promesa de la madurez, la libertad y un sinfín de posibilidades. Un número que para Daniela significa libertad, sueños y un mundo por descubrir. Para nosotros sus padres, es mucho más que eso. Es el capítulo final de una etapa y el inicio de otra. Como ella decía de pequeñita, “el fin es el comienzo de algo nuevo”. Para nosotros es mirar atrás y preguntarnos: ¿Cómo ha podido pasar tan rápido? ¿Dónde quedaron esas risas contagiosas, sus tropiezos aprendiendo a caminar, esas pataletas, y esos abrazos que llenaban los días de magia?

    El tiempo siempre tiene una manera especial de mostrarnos su paso, especialmente en lo relativo a nuestros hijos. Basta echar un vistazo a sus primeras fotos, a los dibujos llenos de colores y de amor que todavía adornan la puerta del frigorífico, a la bicicleta que lleva años acumulando polvo y a esos disfraces convertidos en recuerdos que parece mentira que un día la hubiesen vestido.

    Hoy hace dieciocho años que en un gesto cargado de significado tuve el honor y la responsabilidad de cortar el cordón umbilical que todavía la unía a su madre. Una forma de darle la bienvenida a esta vida, de reconocer su autonomía e independencia en el bonito camino que se le desplegaba por delante. Verla llegar a este mundo es una imagen que estoy seguro no olvidaré. Aunque algún día alguna enfermedad pueda borrar los recuerdos de mi memoria estoy seguro de que no será capaz de borrarlos de mi corazón.

    La mayoría de edad es el símbolo de una etapa en la que la persona empieza a tomar las riendas de su vida, a crear su propio camino. Pero el verdadero logro es todo lo que ha aprendido y sobre todo lo que nos ha enseñado a nosotros durante todo ese tiempo. Porque ser padres es más que una aventura un auténtico descubrimiento personal. Ella ha crecido, pero nosotros también. Gracias a ella hemos aprendido juntos a ser mejores, a superar muchos miedos y a celebrar las pequeñas victorias (y las grandes).

    Viéndola ahora en este momento tan importante de su vida no puedo evitar sentir un cosquilleo de emociones. Orgullo por la persona en la que se ha convertido. Alegría por los sueños que persigue con tanta pasión. Felicidad cuando la veo dibujar esa sonrisa. Miedo, porque creo que no se puede ser padre sin sentirlo, o al menos, yo todavía no ha aprendido a hacerlo. Y un poco de nostalgia, por los años que pasaron volando. Pero si hay una emoción que destaca por encima de todas es la  gratitud. Gratitud por cada momento compartido, por cada risa, por cada abrazo. Por cada lección aprendida. Por haber podido disfrutar de estos dieciocho años junto a ella, uno de los mejores regalos que me pudo hacer la vida.

    Hoy celebro no solo su cumpleaños, sino también el inicio de un nuevo capítulo en su vida. Un capítulo lleno de aventuras, desafíos y descubrimientos. Un capítulo donde ella será la protagonista, la autora de su propia historia. Y ese protagonismo independiente implica para los padres la necesidad de aprender a soltar, a dejar ir. De la misma forma que un día nuestros padres hicieron con nosotros. No he encontrado mejor forma de reflejar mi aprendizaje que con el bello poema de Kahlil Gibran que tantas veces he leído, y que lleva por título “Tus hijos no son tus hijos…”

Tus hijos no son tus hijos

son hijos e hijas de la vida

deseosa de sí misma.

No vienen de ti, sino a través de ti.

Puedes darles tu amor,

pero no tus pensamientos, pues,

ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes abrigar sus cuerpos,

pero no sus almas, porque ellas,

viven en la casa del mañana,

que no puedes visitar

ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,

pero no procures hacerlos semejantes a ti

porque la vida no retrocede,

ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual, tus hijos

como flechas vivas son lanzados.

Deja que la inclinación

en tu mano de arquero

sea para la felicidad

    Como me conoces tan bien, porque en el fondo creo que algo nos parecemos, no podía dejar de pasar la oportunidad en este día de dejarte algunos consejos. Aunque sin duda yo he aprendido de ti muchísimo más que tú de mí, creo que los años me permiten ver con otros ojos (de viejo) la vida y aquí te dejo una lista de tareas:

§  Sueña en grande. No permitas que nadie limite tus aspiraciones. El mundo es tuyo.

§ Sé valiente. Aunque ya lo eres, no temas a los obstáculos. Que no te hagan perder la sonrisa. Son oportunidades para crecer y aprender.

§  Sé tú misma. No cambies para complacer a nadie. Tu autenticidad es tu mayor fortaleza. La mayoría de la gente vendería su alma al diablo por ser como tú. Los que no, es que la han vendido ya.

§   Sé feliz. Encuentra la alegría en las pequeñas cosas y celebra cada momento.

    Ya sabes que el primer consejo (bueno casi ninguno) no son míos. Es un resumen de la frase que durante tantos años se mostraba en una pared de tu habitación junto a una imagen de la película “En busca de la felicidad”. Esa que dice “Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo. Si tienes un sueño, tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo por ellos mismos, te dirán que tú tampoco puedes hacerlo. ¿Quieres algo? Ve por ello y punto”. Me encantaría que me recordases por esa frase, aunque no sea mía.

    También sabes que podría llenar un libro hablando de ti. Pero tampoco quiero agobiarte en este día tan especial. Así que voy a rematar la publicación de abril con algunos consejos (definitivamente me he venido arriba) para los que tengan la suerte de ser padres (biológicos o en cualquiera de sus acepciones).

  • Aprovechad cada momento con vuestros hijos. El tiempo vuela.
  • Amadlos incondicionalmente. No hay mejor regalo que nuestro amor.
  • Inspiradlos a ser mejores personas. El mundo necesita su luz. No hay mayor felicidad para un padre o una madre que ver a su hija o a su hijo feliz.

    Hoy, cuando vea a Daniela soplar las velas de su pastel, yo también pediré un deseo: que su vida esté llena de momentos felices, de sueños cumplidos y de personas que la amen y la valoren por quien es. Espero poder verlo durante mucho tiempo.

    No puedo terminar esta publicación sin dar las gracias a mi mujer y madre de Daniela, que lleva ya oficialmente veintinueve años aguantándome con papeles. Un día especial para celebrar nuestro aniversario de boda, pero cuyo protagonismo indudablemente se llevó Daniela ese primaveral sábado de 2007.

    Y como imagen, y hablando de felicidad, una de las infinitas fotos que guardo de estos dieciocho años. En la playa de El Palmar, en uno de los innumerables momentos que pasamos allí, el verdadero reflejo de la imagen de la verdadera felicidad.



 

 

 

 

miércoles, 12 de marzo de 2025

RESISTIRÉ: 9 claves para seguir adelante y sobrevivir…

 

Cinco años hizo ayer desde que mi hijo Pablo cumplió sus dieciséis años, con lo que por fin iba a poder entrar en discotecas. Cinco años desde que, celebrando su cumpleaños con sus amigos, me llamó para decirme que fuese a recogerlo porque se estaba quedando solo. Los padres de los otros niños de la pandilla habían ido a por sus hijos porque decían que iban a cerrar el país. Ni los más pesimistas hubiesen imaginado lo que se nos venía encima. Para los más optimistas, no serían más de tres o cuatro casos a modo de anécdota. No hace falta recordar lo que vino después. Ni de entrar a valorar cómo reaccionamos y gestionamos la situación. Decía Darwin que no sobreviven las especies más fuertes, sino las que mejor se adaptan a los cambios. Al final se convirtió en una mera cuestión de supervivencia. Una supervivencia, en la que el aspecto mental (además de lógicamente el físico) cobraría gran protagonismo.

En aquellos días en los que el desasosiego y la incertidumbre nos asaltaban, en los que todos los planes que habíamos hecho hacía tan solo unos días se despeñaban como castillos de naipes, la única estrategia posible parecía ser la resistencia. Resistir, adaptarnos y seguir adelante. No quedaba otra.

A nivel profesional y personal tuve la inmensa fortuna de que mi anterior trabajo en un sector relacionado con la alimentación nos hizo ser clasificados como actividad esencial, con lo que no paré de trabajar ni un solo día. No sólo eso, sino que además pude hacerlo presencialmente. Desplazarme diariamente al trabajo en bicicleta me permitió seguir respirando aire puro, en teoría sin contaminar. Más de una vez fui interceptado por las fuerzas del orden, pero mi salvoconducto en forma de certificado de empresa me salvaba finalmente. Recuerdo que lo que más me descolocaba era la imposibilidad de pensar a largo plazo, ni siquiera a medio. No había carreras en el horizonte, ni reuniones con los amigos, ni viajes aunque fuesen profesionales. Oficina, supermercado y casa. En definitiva, resistir. Poco más.

Puede que por eso el himno no oficial de la pandemia fuese la actualizada versión del famoso “Resistiré” del Dúo Dinámico. No solo fue un himno de perseverancia que nos invitaba a seguir adelante, interpretado por artistas de bastante nivel, fue también una llamada a la solidaridad, a hacerlo entre todos juntos y no de forma aislada. Por si fuera poco, la palabra “resistiré” encierra en cada una de sus letras una clave esencial para crecer, avanzar y no rendirse, un valor esencial para superar obstáculos y avanzar con determinación. Vayamos con ello:

💥 R – Resiliencia:

La resiliencia se podría definir como la habilidad de adaptarse y recuperarse tras los golpes de la vida. No se trata de evitar caernos, sino de aprender a levantarnos más fuertes cada vez. En el trabajo, como en la vida, los errores y fracasos son oportunidades disfrazadas. Nunca somos los mismos tras superar un obstáculo.

💖 E – Empatía: Ponerse en el lugar de los demás marca la diferencia en cualquier entorno. Escuchar, entender y actuar con empatía fortalece los equipos, mejora las relaciones laborales y crea ambientes más humanos, ahora que la IA se ha convertido en nuestra inseparable compañera de viaje.

% S – Solidaridad: Apoyar a los demás no solo ayuda a quienes lo necesitan,  sobre todo nos ayuda a nosotros mismos. Como dicen mis buenos amigos de la Fundación Olivares, “si ayudas a los demás, recibes muchísimo más de lo que das”. Además fortalecemos nuestra red de contactos y generamos confianza.

🎯 I – Ilusión: La ilusión es ese motor interno que nos impulsa a seguir persiguiendo nuestros objetivos. Tenemos que luchar por mantener vivo el entusiasmo, celebrando los pequeños logros y recordando siempre  por qué comenzamos.

🏆 S – Superación: Cada obstáculo superado es un paso más hacia tu mejor versión. La superación no siempre es fácil, pero el esfuerzo sostenido da frutos. La única competencia que realmente importa es la que mantenemos con nosotros mismos. Mirando hacia atrás puede ser enriquecedor preguntarnos: ¿Qué desafío reciente logramos superar  que en ese momento nos pareció insalvable?

💪 T – Tenacidad: La constancia supera al talento cuando el talento no trabaja duro. Ser tenaz significa seguir adelante, incluso cuando el camino se vuelve cuesta arriba. Las grandes metas requieren perseverancia. Dicen que para ser experto en cualquier actividad necesitas al menos diez mil horas de práctica…

🌟 I – Inspiración: Ser fuente de inspiración para otros no significa ser perfecto, sino compartir tu camino, tus logros y también tus tropiezos. Tu historia puede motivar a alguien más a no rendirse, igual que la de alguien seguramente te motiva a ti.

 ¯R – Respeto: Todo comienza con el respeto: a uno mismo, a los demás y al entorno. En el ámbito profesional, respetar ideas diversas, tiempos y espacios crea culturas organizacionales más sólidas y productivas.

🔥 É – Éxito: El éxito no siempre se mide en resultados inmediatos. A veces, simplemente consiste en seguir adelante cuando todo invita a detenerse. Perseverar es triunfar. ¿Medimos el éxito en base a esfuerzo o a resultados?

Y hablando de lo que cambió el mundo (sin entrar a valorar si para mejor o para peor) hace cinco años, y con todo el respeto para aquellos que perdieron a sus seres queridos, que desgraciadamente fueron muchos, quiero finalizar esta publicación con un vídeo que con todo el cariño grabé en casa para intentar arrancar alguna sonrisa en aquellos días tan difíciles. Además de convertir mi casa en un enorme estudio de grabación y buscar attrezo y pelucas por todos los rincones, tuve que usar una enorme hoja de cálculo para intentar sincronizar vídeos y sonido (aunque como podréis comprobar, no lo logré al cien por cien) Recuerdo que en aquellos días tan difíciles, una muy buena amiga, sanitaria de profesión, con la que comparto un proyecto muy chulo, me llegó a decir que este vídeo le había salvado la vida en momentos de hundimiento total. Cuando dejaban atrás guardias interminables, sin recursos, sin saber muy bien qué hacer ni a dónde acudir, ponerse este vídeo en bucle junto a sus compañeras le arrancó más de una sonrisa y le ayudó a cambiar el chip.

Sólo por eso está más que justificada su grabación. Vuelvo a compartirlo hoy, por si a alguien le pilla mal, que sea capaz de sonreír y de resistir…

En el momento del adiós a Lola Flores, en el Cementerio de la Almudena 150.000 personas escucharon La Zarzamora, el himno que la Faraona había escogido para su funeral. Cuando llegue el mío, para el que espero acuda menos gente y todavía se retrase un poco, no me importaría que en el tanatorio pusieran un QR con este vídeo, para que la gente se echase unas risas. Y si la gente se queda con ganas de más tras el #Resistiré, el #ShowMustGoOn de Queen, y el #IWillSurvive de Gloria Gaynor. Genio y figura.

Nos vemos en un mes, ya en plena primavera…



https://www.youtube.com/watch?v=z1xAXB6bxsw

 

lunes, 17 de febrero de 2025

VIVIR ES IMPORTANTE, URGENTE Y NECESARIO

         Este mes debo la publicación a un Amigo muy especial, con quien me crucé en mis tiempos de estudiante hace ya muchos, muchos años. Tras bastante tiempo sin verlo coincidimos a la salida de un restaurante. Cuando me acerqué a su mesa se levantó y me regaló uno de los abrazos más sinceros y cargados de energía de los que he recibido en los últimos años. Aprovecho para reconocer que en el difícil pero a la vez reconfortante arte de abrazar soy casi un novato. Afortunadamente con los años creo que he sido capaz de superar la timidez casi enfermiza que me castigó durante años, lo que me ha permitido disfrutar de muchas cosas, entre ellos de los tan necesarios abrazos. Para ello he contado con la inestimable colaboración de mi hijo Pablo, que ha sido uno de los mejores Maestros en esta noble disciplina.

Al separarnos del mágico abrazo me miró fijamente a los ojos para decirme que había comenzado a correr la maratón de su vida, y que tenía ganas de contármelo por la vinculación que me une con organizaciones como mi querida familia de la Fundación Olivares. Aunque no me hacía falta más información, me contó emocionado que, a pesar de que el bicho se había alojado en un órgano vital, había sido detectado a tiempo y estaba localizado en un lugar ideal para ser intervenido y eliminado. Sin apartar sus ojos de los míos, me afirmó que estaba dispuesto a cruzar esa meta, y que además pensaba correr una carrera real conmigo (de  las que no importan tanto) nada más terminase su Carrera.         

Con otro abrazo casi más sentido que el anterior nos despedimos, con la promesa por ambas partes de correr esa carrera juntos. Cruzarme con este Amigo fue un auténtico baño de realidad. Porque que alguien joven, sano y con una actitud siempre tan positiva y brillante te cuente que su número ha sido seleccionado en ese temible sorteo en el que ninguno querríamos jugar me hizo detenerme en seco y pensar. El “no me va a pasar a mí” debería sustituirse por el “me puede pasar a mí”, o lo que es peor, a los míos. Este enemigo parece tener cada vez más munición y dispara con armas cada vez más potentes, lo que incrementa las probabilidades de que los tiros pasen cada vez más cerca. Además de las lógicas medidas preventivas que podemos y debemos aplicar con todo el sentido común que requieren, creo que no tenemos otra opción que VIVIR, así, con mayúsculas.

Uso la genial letra de la chirigota “La maldición de la lapa negra”, del recordado Manolo Santander, para dar entrada a la segunda parte de la publicación:

“Un día tú piensas que eres un ser invencible

un día tú piensas que eres un ser inmortal

que lo que les ocurre a los otros

en ti es imposible hasta que en tu vida se cuela

esa enfermedad, que sí, la puta enfermedad…”

 

         La letra no puede estar mejor “tirada”, como decimos por aquí. A veces vivimos como si fuéramos invencibles, incluso inmortales. Postergamos sueños, retrasamos llamadas, dejamos el "te quiero" para después, a la espera de que sea el momento ideal. Pero, ¿qué pasaría si mañana recibieras una noticia que lo cambia todo y que pone en grave peligro que llegue ese momento? Una enfermedad grave, un diagnóstico inesperado…

       Decía Pablo Raez, otro de los innumerables guerreros que lucharon contra esta maldita enfermedad, que lo triste no era morirse, lo triste era no vivir mientras llega la muerte, que antes o después acabará llegando. No es pesimismo, es realidad. Y esa realidad nos grita una verdad tan incómoda como absoluta: la vida no espera.

          De ahí el título sobre la importancia, le urgencia y la necesidad de vivir.  Lo importante es amar, reír, viajar, abrazar fuerte.  Lo urgente es soltar rencores, atreverte, dejar de postergar. Lo necesario es  VIVIR HOY.

No esperes un susto para empezar a vivir. Hazlo ahora.

Como final de popurrí, haciendo referencia a un término tan carnavalero como merece el mes de febrero, cerraremos con las últimas estrofas del pasodoble anterior:

“Y te das cuenta en tu sufrimiento

has encontrado el mejor tratamiento

 tu esposa tu ambiente, tus hijos tu gente

Y to lo que vale la pena que por una cosilla mala

hay a tu lado, hay a tu lado mil cosas buenas”

No esperemos a que llegue la cosilla mala para darnos cuenta de todas las cosas buenas que tenemos en esta vida.

Y como foto de cierre, una foto cargada de significado, al menos para mí. Hace unos años en los que la vida nos situó a miles de kilómetros de distancia, iniciamos la costumbre de intercambiar fotos en nuestras respectivas carreras. Siempre nos abrazábamos de forma imaginaria y virtual (por aquel entonces ni imaginábamos lo que años después la pandemia supondría para los abrazos) como una señal de que estábamos juntos a pesar de la distancia. En esta carrera también la estaremos. Y cuando cruces esa meta y volvamos a una carrera de las normales, nos haremos la foto abrazados de verdad. #ShowMustGoOn, que ya sabéis que es uno de mis lemas.



domingo, 26 de enero de 2025

PROBLEMAS TENEMOS TODOS…(MENOS MAL)

           Comenzamos el año apurando el mes de enero para hablar de uno de nuestros compañeros inseparables de viaje, los problemas.

Una de las acepciones de la RAE nos los define como un conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de algún fin. En su siguiente acepción, como disgusto o preocupación, describe a la perfección las emociones que suelen despertar.

Los problemas son esas molestas piedras en el camino que parecen inevitables y que nos encontramos todos los días. Juanlu, mi antiguo maestro de Tai Chi Chuan al que ya he mencionado en alguna que otra ocasión solía decir “que las piedras que te encuentres en tu camino sean los apoyos para levantarte”. Visto así los problemas, más que ser evitados, deberían ser “utilizados”. Mi amigo Alonso Pulido, a quién también menciono con cierta frecuencia suele decir que “los problemas no se acaban nunca. La buena noticia es que las soluciones tampoco”. Hace una metáfora muy gráfica en la que compara nuestra evolución a lo largo de la vida al aprendizaje de las tablas de multiplicar. Cuando ya parecemos tener controlada la del uno, nos encontramos con la del dos, y después con la del tres, y después… resulta que los números son infinitos.

La gestión adecuada de los problemas requiere de una de las herramientas multiusos más útiles de esta vida, nuestra famosa actitud. No podemos controlar la aparición de los problemas, pero sí tenemos la actitud de decidir lo que hacemos con ellos. Si decidimos usarlos como oportunidades para aprender, crecer y mejorar serán bienvenidos en nuestra vida. De hecho, si miramos hacia atrás en nuestro camino ya recorrido, podemos comprobar como nuestros mejores logros posiblemente vinieron precedidos de problemas que por aquellos entonces parecían ser imposibles de solucionar. En este sentido, Norman Vincent Peale, el creador del pensamiento positivo, decía que  cada problema tiene en sí las semillas de su propia solución. Si no tienes ningún problema, no obtienes ninguna semilla”.

               Para poder revertir el disgusto o la preocupación que pueda generarnos la aparición de un problema podemos usar algunos consejos a modo de estrategia:

·        Adoptar una mentalidad de aprendizaje. Si nos preguntamos "¿Qué puedo aprender de esto?" en lugar ¿Por qué me pasa esto a mí? tendremos mucho adelantado. Encontrarle un sentido a la situación y confiar que en el futuro nos llevará a mejorar y a crecer nos será de mucha utilidad. En la escuela de negocios con la que colaboro dicen que  un problema bien diagnosticado es un problema casi resuelto.

·        Descomponer el problema. La mayoría de las veces los problemas parecen imposibles de solucionar porque nos boicoteamos a nosotros mismos otorgándole una importancia mayor que la que tienen. Partir el problema en partes más pequeñas más fáciles de solucionar también nos ayudará bastante. Recuerdo una frase bastante gráfica: “¿Cuál es la forma de comerse un elefante?: A trocitos. No hay otra.”

·        Pedir ayuda. Nadie dijo que los problemas deban resolverse en soledad. Contemplar otras perspectivas o considerar los recursos de otras personas pueden ser claves en la resolución de los problemas. Mi publicación del mes de octubre del año pasado estaba dedicada íntegramente a la importancia de pedir ayuda.

·        Mantener la calma y no perder los nervios. Un problema tratado con nervios incrementa su importancia de forma directamente proporcional al tamaño de los nervios que le apliquemos. Esta frase es de cosecha propia, pero por experiencia propia me temo que tiene mucho de cierto.

Algunos problemas típicos que nos encontramos en nuestro día a día, tanto diario como profesional, son los siguientes (la clasificación también es de cosecha propia):

·        Medalla de oro: “No tengo tiempo”. Una de las frases más escuchadas como problemas en boca de muchos. Si lo pensamos con objetividad, resulta que todos tenemos las mismas 24 horas al día, aunque parece que cunden de forma diferente y a algunos se le estiran mágicamente. El problema no es el número de horas, sino como las prioricemos. Como dice el crack de Küppers, lo más importante en la vida es que lo más importante sea siempre lo más importante. No priorizar y decir que sí a todos es una fuente indudable de problemas.

·        Medalla de plata: “Todo me sale mal”. Otra frase típica que el gran Emilio Duró define a la perfección como el resultado de un ego hipertrofiado. En una pizarra suele pintar el planeta tierra para representarnos con un punto, y tras describir la inmensidad del universo, concluye que somos totalmente insignificantes. Creemos que todos los marrones nos caen a nosotros, pero no somos tan importantes como para que el universo concentre todos los marrones en nosotros. Si crees firmemente que te caen todos los marrones, es que los atraes. El marrón eres tú.

·        Medalla de bronce: “Mi equipo, mi familia, mi… no cumplen mis expectativas”. Este problema nos permite un doble análisis. En primer lugar, si nos consideramos líderes, tanto a nivel personal como profesional, debemos recordar que se lidera con el ejemplo, con lo que hacemos y no con lo que decimos. Si nadie cumple, lo mismo es que no estamos dando el ejemplo adecuado. Y también tenemos que tener en cuenta el tema de las expectativas. Mantenerlas altas es también una forma de buscar problemas.

          Albert Einstein, padre de la teoría de la relatividad, decía que “ningún problema puede ser solucionado desde el mismo nivel de conciencia en el que fue creado”. Tratándose de Albert, no es un consejo para desechar.

              Cierro la publicación de enero con la misma frase con la que lo comencé. Que todos los problemas que te encuentres (piedras) sean oportunidades (apoyos) para crecer (levantarte), y que seas capaz de descubrirlo.

            Nos vemos en febrero. Espero que no sea un problema esperar un mes hasta la próxima publicación.

 


lunes, 30 de diciembre de 2024

¡Hasta la vista 2024! ¡Bienvenido 2025!

     Me despido de este desgastado 2024 al que sólo le quedan horas y que tanto he disfrutado. Momento de mirar hacia atrás, de dejar escapar una sonrisa recordando los momentos vividos y de dar las gracias por ello.  Los hubo espectaculares, buenos y menos buenos, pero mi envejecida memoria se ha vuelto selectiva con los años y últimamente sólo me quedo con los mejores.

    Revisando algunas fotos para no dejarme muchas cosas atrás, me llama la atención una de un sobre de azúcar con mensaje (algo que mucha gente odiará pero que personalmente me encanta), que a comienzos de año me decía “y entonces un nuevo día te das cuenta que todo comienza de nuevo y la sonrisa vuelve a ser la dueña de tu vida”. Un mensaje profundamente revelador que presagiaba un año de sonrisas.

   A modo de lista de deseos y jugando con frases que perfectamente podrían aparecer impresos en sobres de azúcar os dejo algunos de los principales momentos vividos en 2024 que me hicieron sonreír. Espero que 2025 sea como mínimo, tan bueno como este 2024 que ya se va.

·        Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida” – Confucio. Con todos los años de trabajo que llevo a mis espaldas había disfrutado en muchos momentos de mi labor profesional (en otros bastante menos), pero la sensación de plenitud que he vivido estos 366 días vividos en Minifunkids era hasta ahora desconocida para mí. Seguiré luchando para estirarla al máximo.

·        La ilusión de los Reyes Magos es un regalo que permanece en el corazón” – anónimo. Como es tradición en los últimos años, comencé 2024 saliendo de Beduino en la Cabalgata de Reyes de Dos Hermanas. Este año subí exponencialmente de nivel al compartir la experiencia con mi hija Daniela, algo  que espero repetir durante muchos años.

·        La vida es muy corta… correr la hace parecer más larga” – Baron Hansen. La omnipresente Maratón de Sevilla también forma parte de este mágico 2024, como lleva haciendo ya desde hace una década. Y con nuestros Capitanes de Carros de Fuego, como no podía ser de otra forma. Estaba casi arrancando el año y sinceramente no tenía ni idea de dónde las carreras me podían llevar este año. No alcanzaba ni a soñarlo… Perdí la cuenta de las carreras en las que participé, pero en ningún momento se me hicieron largas.

·        Un viaje de mil millas ha de comenzar con un simple paso” – Lao Tzu. Esta frase resume perfectamente el año. Incontables viajes reales y figurados, a nivel profesional pero también a nivel personal. No importa lo lejos que esté la meta si decides ir a por ella. En cuanto a los viajes reales profesionales, primera visita a la Mobile en Barcelona, algo impresionante e inimaginable en el pasado. Múltiples idas y vueltas a Málaga, una tierra con un significado muy especial para mí.  Entre otras cosas, allí tengo a mi familia de la Fundación Olivares. Muchos primeros pasos para recorrer muchas millas, una medida que también tendría su especial protagonismo este año.

·        Un hermano comparte los recuerdos de la infancia y los sueños de los adultos” – Anónimo. En pleno mes de Marzo, evento familiar donde mi hermano de sangre Alejandro pregonó la Semana Santa Nazarena, en un acto muy emotivo presentado por mi hermano no de sangre José María. Día de conjugar recuerdos del pasado con sueños de futuro.

·          Si quieres ir rápido, ve solo; si quieres llegar lejos, ve acompañado” – Proverbio africano. Volvemos a las carreras en un año en que por primera vez en mi vida obtuve plaza para vivir la experiencia de los 101 kilómetros de la Legión de Ronda. Como esto iba de llegar lejos, y no de hacerlo rápido, compartí “paseo” con mi amigo Juan Luis Muñoz Escassi, formando parte de ese loable #RetoPichón que creó hace ya unos años y que tuvo la excepcional generosidad de compartir con todos a través de la figura del embajador.

·        Donde hay caridad y sabiduría, no hay miedo ni ignorancia. Donde hay paciencia y humildad, no hay ira ni preocupación” – San Francisco de Asís. Esta sabia frase, desconocida para mí, me fue regalada precisamente por un amigo llamado Francisco en el día de su Santo, como agradecimiento a mi felicitación. Si no queremos miedo, ignorancia, ira ni preocupación, la caridad, la sabiduría, la paciencia y la humildad nos marcan el camino a seguir.

·        Hay dos formas de vivir: puedes vivir como si nada fuera un milagro o puedes vivir como si todo fuera un milagro”- Albert Einstein. En Nueva York asistimos a un milagro en toda regla gracias a nuestro amigo Cristian. Cuando estábamos en la auténtica UVI, y nadie daba un duro por nosotros, la inspiración de Cristian nos hizo creer en los milagros y poder emocionarnos con la inolvidable experiencia de vivir la Maratón de Nueva York, el sueño de todo corredor.

·      El mundo necesita soñadores y necesita hacedores. Pero sobre todo necesita soñadores que lo hagan”-  Breathnach. Esta frase va en claro homenaje a mi amiga Sete. Diez años después de perder a su hija no sólo soñó, sino que hizo realidad el Sueño de Eugenia. Que alguien recuerde a su hija con una cena solidaria en la que se recaudaron fondos para los niños con cáncer, la misma enfermedad que se la arrebató es toda una lección de vida. Inolvidable la presencia de mi hijo Pablo poniendo su pequeño granito de arena en forma de canción en el evento.

·  Aquellos que eran vistos bailando, eran considerados locos por quienes no podían escuchar la música”- Nietzsche. La vida me hizo un favor cuando se llevó mi vergüenza junto con mis pelos.  Quedarme calvo y perderla ha sido uno de los grandes regalos de mi vida. Entre otras cosas, me ha permitido bailar como el gran Carlton Banks delante de 51.748 espectadores. Recordarlo será de ayuda en los momentos en que me pueda sentir avergonzado por algo. Una oportunidad más de afirmar mi particular mantra para estas situaciones. Si no haces daño a nadie y haces reír sólo a una persona, está más que justificado. Me habrán llamado loco y cosas peores, pero juro que escuchaba la música alta y clara.

·         Memento mori” (Recuerda que debes morir) – pronunciada por los esclavos a los generales de Roma cuando tras una gran victoria sobre sus enemigos en el campo de batalla, desfilaban por las calles sobre un carro dorado recibiendo los aplausos y vítores de la multitud. Independientemente de nuestras hazañas y logros, al final todos tenemos el mismo final. Y como decía también el gran Pablo Ráez, lo malo no es morir, lo malo es no vivir mientras llega tu muerte. Difícil encontrar una frase más motivadora para 2025.

·        Una vida termina y comienza” – Avatar. Con esta frase, que puede ser perfectamente aplicable al año cerramos esta última publicación de 2024. Como dice mi hija Daniela, “el fin es el principio de algo nuevo”.

Hablando de Avatar, le pido a la Inteligencia Artificial que me devuelva una imagen que simbolice el cambio de año que es la que adjunto. Como dirían los “Na’vi”: “Te veo”.

 Feliz Año 2025 a todos (sin premio para mis amigos “cargantes”, que los tengo) y que los Reyes Magos os colmen de felicidad en los próximos días.