miércoles, 12 de marzo de 2025

RESISTIRÉ: 9 claves para seguir adelante y sobrevivir…

 

Cinco años hizo ayer desde que mi hijo Pablo cumplió sus dieciséis años, con lo que por fin iba a poder entrar en discotecas. Cinco años desde que, celebrando su cumpleaños con sus amigos, me llamó para decirme que fuese a recogerlo porque se estaba quedando solo. Los padres de los otros niños de la pandilla habían ido a por sus hijos porque decían que iban a cerrar el país. Ni los más pesimistas hubiesen imaginado lo que se nos venía encima. Para los más optimistas, no serían más de tres o cuatro casos a modo de anécdota. No hace falta recordar lo que vino después. Ni de entrar a valorar cómo reaccionamos y gestionamos la situación. Decía Darwin que no sobreviven las especies más fuertes, sino las que mejor se adaptan a los cambios. Al final se convirtió en una mera cuestión de supervivencia. Una supervivencia, en la que el aspecto mental (además de lógicamente el físico) cobraría gran protagonismo.

En aquellos días en los que el desasosiego y la incertidumbre nos asaltaban, en los que todos los planes que habíamos hecho hacía tan solo unos días se despeñaban como castillos de naipes, la única estrategia posible parecía ser la resistencia. Resistir, adaptarnos y seguir adelante. No quedaba otra.

A nivel profesional y personal tuve la inmensa fortuna de que mi anterior trabajo en un sector relacionado con la alimentación nos hizo ser clasificados como actividad esencial, con lo que no paré de trabajar ni un solo día. No sólo eso, sino que además pude hacerlo presencialmente. Desplazarme diariamente al trabajo en bicicleta me permitió seguir respirando aire puro, en teoría sin contaminar. Más de una vez fui interceptado por las fuerzas del orden, pero mi salvoconducto en forma de certificado de empresa me salvaba finalmente. Recuerdo que lo que más me descolocaba era la imposibilidad de pensar a largo plazo, ni siquiera a medio. No había carreras en el horizonte, ni reuniones con los amigos, ni viajes aunque fuesen profesionales. Oficina, supermercado y casa. En definitiva, resistir. Poco más.

Puede que por eso el himno no oficial de la pandemia fuese la actualizada versión del famoso “Resistiré” del Dúo Dinámico. No solo fue un himno de perseverancia que nos invitaba a seguir adelante, interpretado por artistas de bastante nivel, fue también una llamada a la solidaridad, a hacerlo entre todos juntos y no de forma aislada. Por si fuera poco, la palabra “resistiré” encierra en cada una de sus letras una clave esencial para crecer, avanzar y no rendirse, un valor esencial para superar obstáculos y avanzar con determinación. Vayamos con ello:

💥 R – Resiliencia:

La resiliencia se podría definir como la habilidad de adaptarse y recuperarse tras los golpes de la vida. No se trata de evitar caernos, sino de aprender a levantarnos más fuertes cada vez. En el trabajo, como en la vida, los errores y fracasos son oportunidades disfrazadas. Nunca somos los mismos tras superar un obstáculo.

💖 E – Empatía: Ponerse en el lugar de los demás marca la diferencia en cualquier entorno. Escuchar, entender y actuar con empatía fortalece los equipos, mejora las relaciones laborales y crea ambientes más humanos, ahora que la IA se ha convertido en nuestra inseparable compañera de viaje.

% S – Solidaridad: Apoyar a los demás no solo ayuda a quienes lo necesitan,  sobre todo nos ayuda a nosotros mismos. Como dicen mis buenos amigos de la Fundación Olivares, “si ayudas a los demás, recibes muchísimo más de lo que das”. Además fortalecemos nuestra red de contactos y generamos confianza.

🎯 I – Ilusión: La ilusión es ese motor interno que nos impulsa a seguir persiguiendo nuestros objetivos. Tenemos que luchar por mantener vivo el entusiasmo, celebrando los pequeños logros y recordando siempre  por qué comenzamos.

🏆 S – Superación: Cada obstáculo superado es un paso más hacia tu mejor versión. La superación no siempre es fácil, pero el esfuerzo sostenido da frutos. La única competencia que realmente importa es la que mantenemos con nosotros mismos. Mirando hacia atrás puede ser enriquecedor preguntarnos: ¿Qué desafío reciente logramos superar  que en ese momento nos pareció insalvable?

💪 T – Tenacidad: La constancia supera al talento cuando el talento no trabaja duro. Ser tenaz significa seguir adelante, incluso cuando el camino se vuelve cuesta arriba. Las grandes metas requieren perseverancia. Dicen que para ser experto en cualquier actividad necesitas al menos diez mil horas de práctica…

🌟 I – Inspiración: Ser fuente de inspiración para otros no significa ser perfecto, sino compartir tu camino, tus logros y también tus tropiezos. Tu historia puede motivar a alguien más a no rendirse, igual que la de alguien seguramente te motiva a ti.

 ¯R – Respeto: Todo comienza con el respeto: a uno mismo, a los demás y al entorno. En el ámbito profesional, respetar ideas diversas, tiempos y espacios crea culturas organizacionales más sólidas y productivas.

🔥 É – Éxito: El éxito no siempre se mide en resultados inmediatos. A veces, simplemente consiste en seguir adelante cuando todo invita a detenerse. Perseverar es triunfar. ¿Medimos el éxito en base a esfuerzo o a resultados?

Y hablando de lo que cambió el mundo (sin entrar a valorar si para mejor o para peor) hace cinco años, y con todo el respeto para aquellos que perdieron a sus seres queridos, que desgraciadamente fueron muchos, quiero finalizar esta publicación con un vídeo que con todo el cariño grabé en casa para intentar arrancar alguna sonrisa en aquellos días tan difíciles. Además de convertir mi casa en un enorme estudio de grabación y buscar attrezo y pelucas por todos los rincones, tuve que usar una enorme hoja de cálculo para intentar sincronizar vídeos y sonido (aunque como podréis comprobar, no lo logré al cien por cien) Recuerdo que en aquellos días tan difíciles, una muy buena amiga, sanitaria de profesión, con la que comparto un proyecto muy chulo, me llegó a decir que este vídeo le había salvado la vida en momentos de hundimiento total. Cuando dejaban atrás guardias interminables, sin recursos, sin saber muy bien qué hacer ni a dónde acudir, ponerse este vídeo en bucle junto a sus compañeras le arrancó más de una sonrisa y le ayudó a cambiar el chip.

Sólo por eso está más que justificada su grabación. Vuelvo a compartirlo hoy, por si a alguien le pilla mal, que sea capaz de sonreír y de resistir…

En el momento del adiós a Lola Flores, en el Cementerio de la Almudena 150.000 personas escucharon La Zarzamora, el himno que la Faraona había escogido para su funeral. Cuando llegue el mío, para el que espero acuda menos gente y todavía se retrase un poco, no me importaría que en el tanatorio pusieran un QR con este vídeo, para que la gente se echase unas risas. Y si la gente se queda con ganas de más tras el #Resistiré, el #ShowMustGoOn de Queen, y el #IWillSurvive de Gloria Gaynor. Genio y figura.

Nos vemos en un mes, ya en plena primavera…



https://www.youtube.com/watch?v=z1xAXB6bxsw

 

lunes, 17 de febrero de 2025

VIVIR ES IMPORTANTE, URGENTE Y NECESARIO

         Este mes debo la publicación a un Amigo muy especial, con quien me crucé en mis tiempos de estudiante hace ya muchos, muchos años. Tras bastante tiempo sin verlo coincidimos a la salida de un restaurante. Cuando me acerqué a su mesa se levantó y me regaló uno de los abrazos más sinceros y cargados de energía de los que he recibido en los últimos años. Aprovecho para reconocer que en el difícil pero a la vez reconfortante arte de abrazar soy casi un novato. Afortunadamente con los años creo que he sido capaz de superar la timidez casi enfermiza que me castigó durante años, lo que me ha permitido disfrutar de muchas cosas, entre ellos de los tan necesarios abrazos. Para ello he contado con la inestimable colaboración de mi hijo Pablo, que ha sido uno de los mejores Maestros en esta noble disciplina.

Al separarnos del mágico abrazo me miró fijamente a los ojos para decirme que había comenzado a correr la maratón de su vida, y que tenía ganas de contármelo por la vinculación que me une con organizaciones como mi querida familia de la Fundación Olivares. Aunque no me hacía falta más información, me contó emocionado que, a pesar de que el bicho se había alojado en un órgano vital, había sido detectado a tiempo y estaba localizado en un lugar ideal para ser intervenido y eliminado. Sin apartar sus ojos de los míos, me afirmó que estaba dispuesto a cruzar esa meta, y que además pensaba correr una carrera real conmigo (de  las que no importan tanto) nada más terminase su Carrera.         

Con otro abrazo casi más sentido que el anterior nos despedimos, con la promesa por ambas partes de correr esa carrera juntos. Cruzarme con este Amigo fue un auténtico baño de realidad. Porque que alguien joven, sano y con una actitud siempre tan positiva y brillante te cuente que su número ha sido seleccionado en ese temible sorteo en el que ninguno querríamos jugar me hizo detenerme en seco y pensar. El “no me va a pasar a mí” debería sustituirse por el “me puede pasar a mí”, o lo que es peor, a los míos. Este enemigo parece tener cada vez más munición y dispara con armas cada vez más potentes, lo que incrementa las probabilidades de que los tiros pasen cada vez más cerca. Además de las lógicas medidas preventivas que podemos y debemos aplicar con todo el sentido común que requieren, creo que no tenemos otra opción que VIVIR, así, con mayúsculas.

Uso la genial letra de la chirigota “La maldición de la lapa negra”, del recordado Manolo Santander, para dar entrada a la segunda parte de la publicación:

“Un día tú piensas que eres un ser invencible

un día tú piensas que eres un ser inmortal

que lo que les ocurre a los otros

en ti es imposible hasta que en tu vida se cuela

esa enfermedad, que sí, la puta enfermedad…”

 

         La letra no puede estar mejor “tirada”, como decimos por aquí. A veces vivimos como si fuéramos invencibles, incluso inmortales. Postergamos sueños, retrasamos llamadas, dejamos el "te quiero" para después, a la espera de que sea el momento ideal. Pero, ¿qué pasaría si mañana recibieras una noticia que lo cambia todo y que pone en grave peligro que llegue ese momento? Una enfermedad grave, un diagnóstico inesperado…

       Decía Pablo Raez, otro de los innumerables guerreros que lucharon contra esta maldita enfermedad, que lo triste no era morirse, lo triste era no vivir mientras llega la muerte, que antes o después acabará llegando. No es pesimismo, es realidad. Y esa realidad nos grita una verdad tan incómoda como absoluta: la vida no espera.

          De ahí el título sobre la importancia, le urgencia y la necesidad de vivir.  Lo importante es amar, reír, viajar, abrazar fuerte.  Lo urgente es soltar rencores, atreverte, dejar de postergar. Lo necesario es  VIVIR HOY.

No esperes un susto para empezar a vivir. Hazlo ahora.

Como final de popurrí, haciendo referencia a un término tan carnavalero como merece el mes de febrero, cerraremos con las últimas estrofas del pasodoble anterior:

“Y te das cuenta en tu sufrimiento

has encontrado el mejor tratamiento

 tu esposa tu ambiente, tus hijos tu gente

Y to lo que vale la pena que por una cosilla mala

hay a tu lado, hay a tu lado mil cosas buenas”

No esperemos a que llegue la cosilla mala para darnos cuenta de todas las cosas buenas que tenemos en esta vida.

Y como foto de cierre, una foto cargada de significado, al menos para mí. Hace unos años en los que la vida nos situó a miles de kilómetros de distancia, iniciamos la costumbre de intercambiar fotos en nuestras respectivas carreras. Siempre nos abrazábamos de forma imaginaria y virtual (por aquel entonces ni imaginábamos lo que años después la pandemia supondría para los abrazos) como una señal de que estábamos juntos a pesar de la distancia. En esta carrera también la estaremos. Y cuando cruces esa meta y volvamos a una carrera de las normales, nos haremos la foto abrazados de verdad. #ShowMustGoOn, que ya sabéis que es uno de mis lemas.



domingo, 26 de enero de 2025

PROBLEMAS TENEMOS TODOS…(MENOS MAL)

           Comenzamos el año apurando el mes de enero para hablar de uno de nuestros compañeros inseparables de viaje, los problemas.

Una de las acepciones de la RAE nos los define como un conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de algún fin. En su siguiente acepción, como disgusto o preocupación, describe a la perfección las emociones que suelen despertar.

Los problemas son esas molestas piedras en el camino que parecen inevitables y que nos encontramos todos los días. Juanlu, mi antiguo maestro de Tai Chi Chuan al que ya he mencionado en alguna que otra ocasión solía decir “que las piedras que te encuentres en tu camino sean los apoyos para levantarte”. Visto así los problemas, más que ser evitados, deberían ser “utilizados”. Mi amigo Alonso Pulido, a quién también menciono con cierta frecuencia suele decir que “los problemas no se acaban nunca. La buena noticia es que las soluciones tampoco”. Hace una metáfora muy gráfica en la que compara nuestra evolución a lo largo de la vida al aprendizaje de las tablas de multiplicar. Cuando ya parecemos tener controlada la del uno, nos encontramos con la del dos, y después con la del tres, y después… resulta que los números son infinitos.

La gestión adecuada de los problemas requiere de una de las herramientas multiusos más útiles de esta vida, nuestra famosa actitud. No podemos controlar la aparición de los problemas, pero sí tenemos la actitud de decidir lo que hacemos con ellos. Si decidimos usarlos como oportunidades para aprender, crecer y mejorar serán bienvenidos en nuestra vida. De hecho, si miramos hacia atrás en nuestro camino ya recorrido, podemos comprobar como nuestros mejores logros posiblemente vinieron precedidos de problemas que por aquellos entonces parecían ser imposibles de solucionar. En este sentido, Norman Vincent Peale, el creador del pensamiento positivo, decía que  cada problema tiene en sí las semillas de su propia solución. Si no tienes ningún problema, no obtienes ninguna semilla”.

               Para poder revertir el disgusto o la preocupación que pueda generarnos la aparición de un problema podemos usar algunos consejos a modo de estrategia:

·        Adoptar una mentalidad de aprendizaje. Si nos preguntamos "¿Qué puedo aprender de esto?" en lugar ¿Por qué me pasa esto a mí? tendremos mucho adelantado. Encontrarle un sentido a la situación y confiar que en el futuro nos llevará a mejorar y a crecer nos será de mucha utilidad. En la escuela de negocios con la que colaboro dicen que  un problema bien diagnosticado es un problema casi resuelto.

·        Descomponer el problema. La mayoría de las veces los problemas parecen imposibles de solucionar porque nos boicoteamos a nosotros mismos otorgándole una importancia mayor que la que tienen. Partir el problema en partes más pequeñas más fáciles de solucionar también nos ayudará bastante. Recuerdo una frase bastante gráfica: “¿Cuál es la forma de comerse un elefante?: A trocitos. No hay otra.”

·        Pedir ayuda. Nadie dijo que los problemas deban resolverse en soledad. Contemplar otras perspectivas o considerar los recursos de otras personas pueden ser claves en la resolución de los problemas. Mi publicación del mes de octubre del año pasado estaba dedicada íntegramente a la importancia de pedir ayuda.

·        Mantener la calma y no perder los nervios. Un problema tratado con nervios incrementa su importancia de forma directamente proporcional al tamaño de los nervios que le apliquemos. Esta frase es de cosecha propia, pero por experiencia propia me temo que tiene mucho de cierto.

Algunos problemas típicos que nos encontramos en nuestro día a día, tanto diario como profesional, son los siguientes (la clasificación también es de cosecha propia):

·        Medalla de oro: “No tengo tiempo”. Una de las frases más escuchadas como problemas en boca de muchos. Si lo pensamos con objetividad, resulta que todos tenemos las mismas 24 horas al día, aunque parece que cunden de forma diferente y a algunos se le estiran mágicamente. El problema no es el número de horas, sino como las prioricemos. Como dice el crack de Küppers, lo más importante en la vida es que lo más importante sea siempre lo más importante. No priorizar y decir que sí a todos es una fuente indudable de problemas.

·        Medalla de plata: “Todo me sale mal”. Otra frase típica que el gran Emilio Duró define a la perfección como el resultado de un ego hipertrofiado. En una pizarra suele pintar el planeta tierra para representarnos con un punto, y tras describir la inmensidad del universo, concluye que somos totalmente insignificantes. Creemos que todos los marrones nos caen a nosotros, pero no somos tan importantes como para que el universo concentre todos los marrones en nosotros. Si crees firmemente que te caen todos los marrones, es que los atraes. El marrón eres tú.

·        Medalla de bronce: “Mi equipo, mi familia, mi… no cumplen mis expectativas”. Este problema nos permite un doble análisis. En primer lugar, si nos consideramos líderes, tanto a nivel personal como profesional, debemos recordar que se lidera con el ejemplo, con lo que hacemos y no con lo que decimos. Si nadie cumple, lo mismo es que no estamos dando el ejemplo adecuado. Y también tenemos que tener en cuenta el tema de las expectativas. Mantenerlas altas es también una forma de buscar problemas.

          Albert Einstein, padre de la teoría de la relatividad, decía que “ningún problema puede ser solucionado desde el mismo nivel de conciencia en el que fue creado”. Tratándose de Albert, no es un consejo para desechar.

              Cierro la publicación de enero con la misma frase con la que lo comencé. Que todos los problemas que te encuentres (piedras) sean oportunidades (apoyos) para crecer (levantarte), y que seas capaz de descubrirlo.

            Nos vemos en febrero. Espero que no sea un problema esperar un mes hasta la próxima publicación.