Cinco años hizo ayer desde que mi hijo Pablo
cumplió sus dieciséis años, con lo que por fin iba a poder entrar en
discotecas. Cinco años desde que, celebrando su cumpleaños con sus amigos, me
llamó para decirme que fuese a recogerlo porque se estaba quedando solo. Los
padres de los otros niños de la pandilla habían ido a por sus hijos porque
decían que iban a cerrar el país. Ni los más pesimistas hubiesen imaginado lo
que se nos venía encima. Para los más optimistas, no serían más de tres o
cuatro casos a modo de anécdota. No hace falta recordar lo que vino después. Ni
de entrar a valorar cómo reaccionamos y gestionamos la situación. Decía Darwin
que no sobreviven las especies más fuertes, sino las que mejor se adaptan a los
cambios. Al final se convirtió en una mera cuestión de supervivencia. Una
supervivencia, en la que el aspecto mental (además de lógicamente el físico)
cobraría gran protagonismo.
En aquellos días en los que el desasosiego y
la incertidumbre nos asaltaban, en los que todos los planes que habíamos hecho
hacía tan solo unos días se despeñaban como castillos de naipes, la única
estrategia posible parecía ser la resistencia. Resistir, adaptarnos y seguir
adelante. No quedaba otra.
A nivel profesional y personal tuve la inmensa
fortuna de que mi anterior trabajo en un sector relacionado con la alimentación
nos hizo ser clasificados como actividad esencial, con lo que no paré de
trabajar ni un solo día. No sólo eso, sino que además pude hacerlo
presencialmente. Desplazarme diariamente al trabajo en bicicleta me permitió
seguir respirando aire puro, en teoría sin contaminar. Más de una vez fui
interceptado por las fuerzas del orden, pero mi salvoconducto en forma de
certificado de empresa me salvaba finalmente. Recuerdo que lo que más me
descolocaba era la imposibilidad de pensar a largo plazo, ni siquiera a medio.
No había carreras en el horizonte, ni reuniones con los amigos, ni viajes
aunque fuesen profesionales. Oficina, supermercado y casa. En definitiva,
resistir. Poco más.
Puede que por eso el himno no oficial de la
pandemia fuese la actualizada versión del famoso “Resistiré” del Dúo Dinámico. No
solo fue un himno de perseverancia que nos invitaba a seguir adelante,
interpretado por artistas de bastante nivel, fue también una llamada a la
solidaridad, a hacerlo entre todos juntos y no de forma aislada. Por si fuera
poco, la palabra “resistiré” encierra en cada una de sus letras una clave
esencial para crecer, avanzar y no rendirse, un valor esencial para superar
obstáculos y avanzar con determinación. Vayamos con ello:
💥 R –
Resiliencia:
La
resiliencia se podría definir como la habilidad de adaptarse y recuperarse tras
los golpes de la vida. No se trata de evitar caernos, sino de aprender a
levantarnos más fuertes cada vez. En el trabajo, como en la vida, los errores y
fracasos son oportunidades disfrazadas. Nunca somos los mismos tras superar un
obstáculo.
💖 E –
Empatía: Ponerse en el lugar de los demás marca
la diferencia en cualquier entorno. Escuchar, entender y actuar con empatía
fortalece los equipos, mejora las relaciones laborales y crea ambientes más
humanos, ahora que la IA se ha convertido en nuestra inseparable compañera de
viaje.
% S –
Solidaridad: Apoyar a los
demás no solo ayuda a quienes lo necesitan, sobre todo nos ayuda a nosotros mismos. Como
dicen mis buenos amigos de la Fundación Olivares, “si ayudas a los demás,
recibes muchísimo más de lo que das”. Además fortalecemos nuestra red de
contactos y generamos confianza.
🎯 I –
Ilusión: La ilusión es ese motor interno que
nos impulsa a seguir persiguiendo nuestros objetivos. Tenemos que luchar por
mantener vivo el entusiasmo, celebrando los pequeños logros y recordando
siempre por qué comenzamos.
🏆 S –
Superación: Cada obstáculo
superado es un paso más hacia tu mejor versión. La superación no siempre es
fácil, pero el esfuerzo sostenido da frutos. La única competencia que realmente
importa es la que mantenemos con nosotros mismos. Mirando hacia atrás puede ser
enriquecedor preguntarnos: ¿Qué desafío reciente logramos superar que en ese momento nos pareció insalvable?
💪 T –
Tenacidad: La constancia
supera al talento cuando el talento no trabaja duro. Ser tenaz significa seguir
adelante, incluso cuando el camino se vuelve cuesta arriba. Las grandes metas
requieren perseverancia. Dicen que para ser experto en cualquier actividad
necesitas al menos diez mil horas de práctica…
🌟 I –
Inspiración: Ser fuente de
inspiración para otros no significa ser perfecto, sino compartir tu camino, tus
logros y también tus tropiezos. Tu historia puede motivar a alguien más a no
rendirse, igual que la de alguien seguramente te motiva a ti.
¯R – Respeto:
Todo comienza con el respeto: a uno
mismo, a los demás y al entorno. En el ámbito profesional, respetar ideas diversas,
tiempos y espacios crea culturas organizacionales más sólidas y productivas.
🔥 É – Éxito: El éxito no siempre se mide en resultados
inmediatos. A veces, simplemente consiste en seguir adelante cuando todo invita
a detenerse. Perseverar es triunfar. ¿Medimos el éxito en base a esfuerzo o a
resultados?
Y
hablando de lo que cambió el mundo (sin entrar a valorar si para mejor o para
peor) hace cinco años, y con todo el respeto para aquellos que perdieron a sus
seres queridos, que desgraciadamente fueron muchos, quiero finalizar esta
publicación con un vídeo que con todo el cariño grabé en casa para intentar
arrancar alguna sonrisa en aquellos días tan difíciles. Además de convertir mi
casa en un enorme estudio de grabación y buscar attrezo y pelucas por todos los
rincones, tuve que usar una enorme hoja de cálculo para intentar sincronizar
vídeos y sonido (aunque como podréis comprobar, no lo logré al cien por cien)
Recuerdo que en aquellos días tan difíciles, una muy buena amiga, sanitaria de
profesión, con la que comparto un proyecto muy chulo, me llegó a decir que este
vídeo le había salvado la vida en momentos de hundimiento total. Cuando dejaban
atrás guardias interminables, sin recursos, sin saber muy bien qué hacer ni a
dónde acudir, ponerse este vídeo en bucle junto a sus compañeras le arrancó más
de una sonrisa y le ayudó a cambiar el chip.
Sólo
por eso está más que justificada su grabación. Vuelvo a compartirlo hoy, por si
a alguien le pilla mal, que sea capaz de sonreír y de resistir…
En
el momento del adiós a Lola Flores, en el Cementerio de la Almudena 150.000
personas escucharon La Zarzamora, el himno que la Faraona había escogido para
su funeral. Cuando llegue el mío, para el que espero acuda menos gente y
todavía se retrase un poco, no me importaría que en el tanatorio pusieran un QR
con este vídeo, para que la gente se echase unas risas. Y si la gente se queda
con ganas de más tras el #Resistiré, el #ShowMustGoOn de Queen, y el
#IWillSurvive de Gloria Gaynor. Genio y figura.
Nos
vemos en un mes, ya en plena primavera…
https://www.youtube.com/watch?v=z1xAXB6bxsw