Este mes mi publicación trata
sobre los héroes, o mejor aún de los superhéroes.
Según la R.A.E. en su primera
acepción, un héroe (del latín “heros, -ōis”, y éste del griego “ἥρως hḗrōs”) es
una persona que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble.
También lo define como una persona a la que alguien convierte en objeto de su
especial admiración.
Cuando le colocamos delante el
prefijo súper, expresando grado máximo hablamos de superhéroe, una persona que
goza de características superiores a las de un ser humano que utiliza para
hacer el bien.
En el post de Septiembre (Lo que
de verdad importa) hablaba sobre mi visita
a la sede de la Fundación Andrés Olivares para la sesión de fotos que da pie al
calendario solidario que anualmente tenemos la fortuna de preparar con ell@s,
por ell@s y para ell@s. Esa publicación quedó a medias, porque no quise
desvelar la espectacular temática de este año. Tras la presentación realizada
el pasado Jueves, a la que tuve la ofortuna de acudir como espectador de
excepción, no quedaba otro remedio que dedicar la entrada de este mes a los
niños. Haber vestido a los niños y niñas de superhéroes y superheroínas puede
que no haya sido la decisión más original y novedosa, pero seguro que ha sido
la más acertada. Si algo tienen en común estos niños y niñas es que realizan
acciones muy abnegadas en beneficio de una causa noble. No sólo luchan día a
día con la dura prueba que les ha tocado vivir sino que además lo hacen dando
lecciones de vida a todos los que de una o de otra forma formamos parte de su
entorno. Todos los que estamos cerca profesamos hacia ellos la más profunda y
especial de nuestras admiraciones. Y
todo ello lo hacen en grado máximo, por lo que el prefijo súper es más que
merecido. El calificativo de superhéroe es por tanto, uno de los muchos que
estos auténticos campeones se merecen.
Este año, gracias al alma, magia y
corazón que estos superhéroes contagian han conseguido elevar a un puñado de
gente normal para también realizar acciones extraordinarias. Los voluntarios y
los trabajadores de la Fundación, los familiares de los niños, los
patrocinadores, los impresores, los diseñadores, los maquilladores, los medios
de comunicación y los fotógrafos (mención especial para Diego Escobedo y Paco
Aznar) han conseguido concentrar en tan solo ocho páginas una infinita cantidad
de emociones y sentimientos que sólo se pueden encontrar en un ambiente como
éste.
Recuerdo perfectamente cuando tuve
la oportunidad de comprobar por primera vez el resultado final. Venía de viaje
de trabajo, y al llegar a la estación de Atocha de Madrid comprobé que al grupo
de Whatsapp que mantengo con Diego e Ivana (otra de las integrantes del equipo
ADN artífice del calendario) para nuestras aventuras solidarias habían llegado
varias imágenes. Me senté a almorzar mientras llegaba la hora de subir al tren
y allí tuve la oportunidad de ver el
primer adelanto del resultado. No pude contener la emoción y las
lágrimas brotaron de mis ojos. Mis expectativas habían quedado ampliamente
superadas. Venía muy contento de la sesión de fotos, pero lo que tenía ante mis
ojos era difícil de esperar.
Lo de la presentación del Jueves
fue incluso mejor. Compartir momentos con la gente de la Fundación, pero sobre
todo con Edu, Claudia y con nuestra Catwoman Carmen queda fuera de mi alcance
descriptivo. Para los que os queráis hacer una idea, os podéis hacer con un
ejemplar del calendario. Son sólo cinco euros a cambio de algo que simplemente
no tiene precio.
Como adelanto os dejo el
espectacular vídeo de la preparación del calendario. Este mes no tengo más que
decir. Hay cosas que aún no soy capaz de expresar con palabras. Lo siento.
Gracias por vuestra atención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario