Es difícil escribir algo sin
estar influido por todo lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. Ahora que
en teoría tenemos más tiempo, las musas parecen más escurridizas y la
inspiración llega casi a cuenta gotas. No me preocupa mucho, porque he leído
que este fenómeno también le ocurre a artistas de verdad, como pintores,
escritos y cantantes.
Después de muchas vueltas este
segundo mes de confinamiento he decidido hablar de posibilidad y probabilidad, algo que creo que
se ha puesto bastante en evidencia en estos últimos días.
A menudo confundimos lo posible
con lo probable (o lo imposible con lo improbable). Desde mi humilde punto de
vista, la posibilidad es cuestión de sí o no (algo es posible o imposible),
mientras que la probabilidad tiene más que ver con números y porcentajes (algo
puede ser muy probable o muy poco probable, en función de las expectativas de
ocurrencia)
En la película “Los Vengadores”
se cita una frase que destruye la teoría anterior: “Nada es imposible, sólo
teóricamente improbable”. La recién rescatada Adidas también hizo del
“Impossible is nothing” de Muhammad Alí uno de sus lemas preferidos (al final
añadimos el extracto del discurso
original en inglés donde posiblemente, ¿o probablemente? el mejor boxeador de
todos los tiempos pronunció estas mágicas palabras). Pero más allá del mundo
del marketing o de los superhéroes la imposibilidad parece tener su parcela
reservada para ciertas afirmaciones, o al menos para ciertas afirmaciones
basadas en nuestro limitado conocimiento.
Ambos términos, probabilidad y
posibilidad, se unen y se confunden a la hora de generar preocupaciones sobre
el futuro. Si algo fuese imposible (desoyendo los consejos de Muhammad Alí y de
los Vengadores) no debería generar la más mínima preocupación. Pero si algo es
posible, las posibles preocupaciones deberían venir de mano de su probabilidad
de ocurrencia. Algo muy probable deberá llevarnos a actuar, bien para buscarlo
si es positivo o para evitarlo si es negativo. Deberíamos priorizar nuestras
acciones en función de probabilidades, para lo que la información que manejemos
es clave. Al final asignamos un porcentaje de ocurrencia en base a los datos
que tenemos. Concretemos un poco este galimatías de palabras en el que se ha
convertido esta publicación. ¿Era posible que un virus provocase una pandemia
mundial como la que estamos viviendo? Parece obvio que sí. ¿Y cómo de probable era? Por lo que podemos
ver, para algunos altamente improbable, muy cercano a lo imposible. Pero había
algunas evidencias y opiniones que ahora consideramos fiables que ya
adelantaban este horizonte. Ahora, que estamos inmersos en plena crisis, la
salida es más cuestión de probabilidad que de posibilidad. Para ello, la
información resultará una vez más clave. Si la información no es de calidad,
erraremos en las probabilidades y las decisiones que se tomen nos alejarán aún
más del camino, de ese camino que parece haber desaparecido bajo nuestros pies.
A continuación el mensaje de Alí,
que se expresa bastante mejor que yo:
“Impossible is just a
big word thrown around by small men who find it easier to live in the world
they’ve been given than to explore the power they have to change it. Impossible
is not a fact. It’s an opinion. Impossible is not a declaration. It’s a dare.
Impossible is potential. Impossible is temporary. Impossible is nothing.”
“Imposible es sólo una gran palabra ideada por hombres pequeños a
quienes les resulta más fácil vivir en el mundo que se les ha dado que explorar
el poder que tienen para cambiarlo. Imposible no es un hecho. Es una opinión.
Imposible no es una declaración. Es un desafío. Imposible es potencial.
Imposible es temporal. Nada es imposible."
Disculpad por el nivel de la
publicación de este mes, porque es posible y muy probable que no guste tanto como
otras, pero honestamente ahora mismo no doy para más. Posible y probablemente
la del mes que viene será mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario