Muchas veces
al escribir la publicaciĆ³n mensual de mi blog me cuestiono la autoridad moral
que tengo para hablar sobre ciertos temas (sobre todos dirĆa yo). En relaciĆ³n a
este punto he creĆdo conveniente hablar del efecto Dunning-Kruger, que tuve la
oportunidad de conocer de manos de mi Maestro Antonio Garrido, en ese
inolvidable curso de gestiĆ³n de equipos de alto rendimiento que parece hoy tan
lejano.
Vaya por
delante que no me considero un experto en nada. Como dice uno de mis Maestros VĆctor
KĆ¼ppers, soy muy de leer, estudiar informaciĆ³n de gente que sabe y difundir con
mi criterio lo que considero vĆ”lido por si puede serle Ćŗtil a los demĆ”s. No
tengo problema en reconocer que yo no soy el que sabe, pero tengo la suerte de
tener el telƩfono, el correo la web del que sabe. Y por si fuese poco, la fortuna de de caerle
bien.
A pesar de
esta premisa, siempre me queda la duda de si este sĆndrome puede llegar a
afectarme, algo que quedarĆa muy lejos de mis deseos y muy cerca de mis
preocupaciones. Reconozco que tenĆa esta publicaciĆ³n casi redactada pero la he
mantenido en el congelador a la espera de vivir una de las experiencias mƔs
enriquecedoras de mi vida.
IrƩ al grano.
Para los que desconozcan este extraƱo nombre que suena similar a un personaje
de pelĆcula de miedo les dirĆ© que esta sintomatologĆa es conocida habitualmente
como el sĆndrome del ācuƱaoā o del āenteraoā.
Su definiciĆ³n
oficial es la de un sesgo cognitivo segĆŗn el cual los individuos con escasa
habilidad o conocimientos sufren de un sentimiento de superioridad ilusorio,
considerƔndose mƔs inteligentes que otras personas mƔs preparadas, midiendo
incorrectamente su habilidad por encima de lo real. Este sesgo se explica por una
incapacidad metacognitiva del sujeto para reconocer su propia ineptitud. Por el
contrario, los individuos altamente cualificados tienden a subestimar su
competencia relativa, dando por sentado errĆ³neamente que las tareas que son
fƔciles para ellos tambiƩn son fƔciles para otros. En palabras mƔs coloquiales,
en una definiciĆ³n que escuchĆ© del gran Alex Rovira, es que los tontos se creen
mƔs listos de lo que son y los listos se creen que los tontos son mƔs listos
que ellos. MƔs sencillo y grƔfico imposible.
En la
explicaciĆ³n cientĆfica de este sesgo, se podrĆa decir que āla ignorancia suele
proporcionar mĆ”s confianza que el conocimientoā, como ya sugerĆa Charles Darwin
mucho tiempo antes del estudio de final del siglo XX que puso nombre a esta
experiencia.
Desgraciadamente,
y en tiempos difĆciles como los que hemos vivido, la pandemia de los
Dunning-Krugger ha sido casi tan importante o mƔs que la del maldito virus.
Vuelvo al tema
de la experiencia transformadora a la que hacĆa referencia al principio y a su
relaciĆ³n con este sĆndrome. Ayer dĆa 27 de Junio tuve el honor, la fortuna y la
irrepetible e inolvidable oportunidad de formar parte del āI Encuentro Virtual
Reto PichĆ³nā, organizado e impulsado por mi amigo Juan Luis MuƱoz Escassi
(creador del Reto PichĆ³n) con el inspirador tĆtulo de āAyudar a los demĆ”s para
ayudarte a ti mismoā. Hoy no voy a hablar del encuentro (darĆa para varias
publicaciones), pero sĆ de su relaciĆ³n con el tema de la publicaciĆ³n de este
mes. Junto a gente de la talla del propio organizador del evento (Juanlu), de Eduardo Rangel
(presidente de la FundaciĆ³n Donando Vidas), de Raquel DomĆnguez (embajadora de
la FundaciĆ³n Adecco, y deportista campeona de todo dĆ³nde compite), de Cristian
Jongeneel (embajador de la FundaciĆ³n Vicente Ferrer y nadador de ultra
distancias en aguas abiertas) y de Eduardo Balboa del Cid (el conocido
Spiderman que atiende, visita y colabora con niƱos enfermos de cƔncer, entre
ellos con los de mi querida FundaciĆ³n Olivares) me he colado para hablar sobre
las ventajas de ayudar a los demƔs. Defiendo que no se trata de una evidencia
que ratifique que sufra esta enfermedad, porque en ningĆŗn momento he pensado ni
siquiera que podĆa estar al nivel de estos cinco grandes. Nada mĆ”s lejos de la
realidad. Lo Ćŗnico que justificaba mi presencia allĆ, como ya dije, fue mi
magnĆfica amistad con el organizador del evento, y mi poca vergĆ¼enza. Una
oportunidad asĆ no podĆa dejarla pasar por alto, aunque haya escuchado mĆ”s que
hablado. Espero vivir lo suficiente como para tener nietos y poder contarle un
dĆa esta aventura. Y si al final soy un contagiado por esta enfermedad, espero
ser de los competentes que se infravaloran mejor que de los incompetentes que
se sobrevaloran.
Al final de la
publicaciĆ³n pego dos grĆ”ficas que he localizado en San Google buscando
informaciĆ³n sobre el tema (ya dije al principio del blog que yo era de copiar y
pegar, como KĆ¼ppers). La primera proporcionada por los propios cientĆficos que
dieron nombre al efecto, y la segunda una forma muy grƔfica y directa que
explica las distintas localizaciones posibles a lo largo de la misma.
Finalizo esta
corta publicaciĆ³n de Junio (no he querido explayarme mucho mĆ”s para no caer en
el riesgo de parecer un claro ejemplo de afectado por este sĆndrome) con el
deseo que os guste como siempre y con el agradecimiento por vuestro tiempo
invertido en su lectura. La imagen de hoy lleva su punto de humor, con un
artista como el āSeluā en su papel de āenteraoā llevando a cabo una de las
innumerables ruedas de prensa que hemos tenido la oportunidad de disfrutar
durante los Ćŗltimos tres meses largos. Mi prĆ³xima publicaciĆ³n serĆ© un aƱo mĆ”s
viejo, con mƔs experiencia y con mƔs posibilidades por tanto de mostrar
sĆntomas Dunning-Krugger.


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