jueves, 25 de marzo de 2021

EN BUSCA DE LA FELICIDAD (SPOILER: ESTÁ EN NUESTRO INTERIOR)

             Justamente tres años después, retomo el mismo tema que dio origen a la publicación de Marzo de 2018. Quizás porque este año, aprovechando el día Mundial de la Felicidad que se celebra el 20 de Marzo, he tenido la oportunidad de asistir a algún que otro seminario (virtual, por supuesto), celebrado en el marco de la World Happinesss Week en el que me ha quedado patente que el concepto que teníamos de la felicidad ha cambiado significativamente (creo que para mejor) en los últimos años. He querido reflejar de alguna forma esta evolución en el título de la entrada del blog. Si hace un trienio era un modesto “Hablando de felicidad” ahora ya soy más ambicioso y pido prestado el título de la genial película de Will Smith llamada “Buscando la felicidad”, para a continuación dar pistas sobre su localización.

Recuerdo hace unos quince años, en mi etapa de padre primerizo, cuando acudía junto a mi mujer a unas sesiones de la Escuela de Padres del Ayuntamiento de Dos Hermanas, donde desarrollábamos unos talleres que llevaban por título “Aprendiendo a ser feliz”. Cuando comentábamos el tema con los amigos, algunos de ellos padres también, la mayoría se mostraban sorprendidos de que asistiésemos a clases de un curso con este nombre.

La felicidad, que parece ser el estado natural por defecto del ser humano (ése que traemos instalado de fábrica en nuestro sistema operativo) parece olvidarse cuando vamos cumpliendo años (la verdad es que podríamos celebrar aniversarios, porque la expresión que utilizamos normalmente “huele” un poco a condena) y  vamos transitando por el camino de la vida.

La felicidad, sobre la que existe la controversia de si sería conveniente considerarla como una decisión o como una obligación, creo que debería ser casi de obligado cumplimiento en el caso de los padres.  Al tener hijos tenemos entre otras, la dura y a la vez satisfactoria misión de dejar a nuestros hijos este legado, para que al menos tengan la oportunidad de decidir cuando sean adultos si quieren volver a la felicidad.

Volviendo al inicio y retomando el tema de la World Happiness Week que ha inspirado esta publicación, me sorprende muy gratamente la evolución tan positiva que ha tenido el tema de la felicidad en los últimos tiempos.

Paloma Fuentes, Gerente de Felicidad en Mahou, una verdadera referencia en este campo, abrió el evento con una conferencia sugerentemente titulada “Explorando las habilidades de la felicidad en las organizaciones”. Es una delicia seguir sus publicaciones por la positividad e ilusión que transmite. Si hace unos años hablar de felicidad en el trabajo casi se consideraba una utopía, actualmente hay empresas pioneras que hacen de la felicidad una importante ventaja competitiva porque no tienen dudas de que la felicidad de los empleados guarda una relación directa y estrecha con la productividad, los resultados y el futuro de la compañía. Todavía hoy hay quien recela de esta figura, pero en unos años el “Chief Happiness Officer” será tan habitual en las empresas como los aficionados corriendo por la calle (que por cierto, también éramos mirados de forma extraña hace unos años cuando éramos minoría.)

Si hablamos de Directores de Felicidad, Chade-Meng Tan es otra referencia a nivel mundial. El conocido como el tipo afable y alegre («cosa que nadie puede negar», como se afirma en su tarjeta de visita) fue uno de los primeros ingenieros que formaron parte de Google. Uno de los pioneros del crecimiento personal en el trabajo, desarrolló el programa “Busca en tu interior” (“Search Inside Yourself”) uniendo inteligencia emocional y mindfulness con la intención de impulsar el rendimiento de una de las empresas más innovadoras y exitosas del mundo.

Entre los beneficios de la inteligencia emocional se encuentran la de generar un liderazgo sobresaliente e inspirador, incrementar el rendimiento de forma espectacular y facilitar las condiciones que hacen posible la felicidad. Aún sin descartar los dos primeros, de indudable relevancia, nos centraremos en el último que es el que sirve de hilo conductor al artículo. Con independencia de la evidencia empírica que puedan arrojar los distintos estudios, el sentido común parece hacernos ver que los cinco componentes de la inteligencia emocional parecen estar bastante alienados con la búsqueda de la felicidad. Vayamos con ello.

õ  Autoconocimiento. Conocer los propios estados internos, preferencias recursos e intuiciones parece algo muy lógico para llegar a ser feliz. Si no nos conocemos suficientemente, no será fácil buscar aquello que nos hace feliz. El “Conócete a ti mismo” que coronaba el frontón del templo de Apolo en Delfos ha perdurado a lo largo de los siglos, convirtiéndose en un mantra imprescindible del crecimiento personal.

õ  Autogestión. Como gestión de los estados internos, impulsos y recursos. Aquí radica uno de los pilares de la libertad del ser humano. Como citó Víctor Frankl. “Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio se encuentra nuestro poder de elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta está nuestro crecimiento y nuestra libertad.” Es pasar del reaccionar al responder, paso también imprescindible para ser felices.

õ  Motivación. Entendida como la existencia de motivos que nos empujan a actuar. Estamos motivados cuando tenemos alineamiento y lo que hacemos es coherente con nuestros valores, cuando tenemos visión y somos capaces de ver el futuro que deseamos, y cuando tenemos resiliencia, superándonos, adaptándonos y aprendiendo de los tropiezos. Tampoco parece que esto vaya muy en contra de la percepción de la felicidad, por muy subjetiva que sea.

õ  Empatía. La capacidad para experimentar y entender lo que otros sienten, pero manteniendo la clara separación entre nuestros sentimientos y los de la otra persona también es muy útil de cara a incrementar nuestros niveles de felicidad, si consideramos nuestra dimensión básicamente social. Nuestras relaciones suelen determinar nuestro nivel de felicidad, y hay pocas perspectivas mejores que la empatía para gestionarlas.

õ  Liderazgo: La capacidad de ser espejo para los demás, de inspirar a otros, es pieza inseparable de la felicidad. De hecho, dicen que la felicidad es de las cosas que se incrementan al compartirla.

Buscando información al respecto me he encontrado con una frase que se atribuye a Benjamin Franklin y me ha parecido espectacular, además de bastante acertada: “La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días” Todas las habilidades anteriores, que entre otras cosas son entrenables, y por tanto, mejorables, nos permiten dar cada día pequeños pasitos en busca de la felicidad. Al final, creo que la vida no es más que un continuo aprendizaje. El día que dejamos de aprender, dejamos de morir…

Finalizo la publicación con uno de esos cuentos que tanto me gustan. Éste sobre la Rabiya lo aprendí precisamente en la Escuela de Padres a la que hacía referencia al inicio de la publicación. La anciana mujer, como haría el señor Mang de Google varios cientos de años después, tenía muy claro que la felicidad se encuentra en nuestro interior.

Una tarde la gente vio a Rabiya buscando algo en la calle frente a su choza. Todos se acercaron a la pobre anciana. ¿Qué pasa? Preguntaron- ¿Qué estás buscando?

- ¡Perdí mi aguja – dijo ella!

Y todos la ayudaron a buscarla. Pero alguien le dijo:

– Rabiya, la calle es larga, pronto no habrá más luz. Una aguja es algo muy pequeño, ¿por qué no nos dices exactamente dónde se te cayó?

– Dentro de mi casa- respondió ella.

– ¿Te has vuelto loca? – gritó la gente- si la aguja se te cayó dentro de tu casa, ¿Por qué la buscas aquí fuera?

– Porque aquí hay luz y dentro de la casa no la hay.

– Pero aún habiendo luz, ¿Cómo podemos encontrar la aguja si no es aquí donde la has perdido? – Lo correcto sería llevar la lámpara a la casa y buscarla allí.

 Y Rabiya se rió.

-  ¡Sois tan inteligentes para las cosas pequeñas! ¿Cuándo vais a utilizar esta inteligencia para vuestra propia vida interior? En el tiempo que os conozco os he visto siempre infelices, intentando cubrir vuestra felicidad con cosas exteriores, buscando afuera lo que sé, por mi propia experiencia, que se encuentra dentro de vosotros mismos. Usad vuestra inteligencia. ¿Por qué buscáis la felicidad en el mundo exterior? ¿Acaso la habéis perdido allí?

                Gracias como siempre por vuestro tiempo invertido en la lectura de estas reflexiones en voz alta y sed felices, que Abril está a la vuelta de la esquina. Ya sabéis, buscad la felicidad en vuestro interior, aunque esté oscuro. Al final acabará apareciendo.

                Y para poner la guinda al pastel la foto extraída de la película de Will Smith que bautiza esta publicación con una de mis frases favoritas y que durante tanto tiempo decoró las habitaciones de mis hijos:

“Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo. Si tienes un sueño, tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo por ellos mismos, te dirán que tú tampoco puedes hacerlo. ¿Quieres algo? Ve por ello y punto”

                Para seguir este consejo creo que tienes que conocerte, gestionar tus emociones, motivarte, empatizar con los que te dicen que no podrás hacerlo, liderar a los demás con tu ejemplo, y ello te llevará, inevitablemente a esa felicidad que habita en tu interior.





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