sábado, 28 de abril de 2018

GENTE CON CLASE Y CLASES DE GENTE


Hoy quiero reflexionar sobre nuestra dimensión social. Una de las características de nuestra raza es la de relacionarnos con los demás, la de no vivir aislados salvo contadas excepciones.

Un proverbio chino reza: “Si caminas solo irás más rápido, si caminas acompañado llegarás más lejos”. Obviamente mi objetivo en esta vida es llegar lo más lejos posible sin prisa ninguna por hacerlo, así que mi opción ha sido claramente caminar acompañado.

Hay estudios realizados sobre redes sociales que fijan entre 2.000 y 5.000 la horquilla de personas que tenemos posibilidades de conocer a lo largo de nuestros días. Entendemos por conocer, saber al menos el nombre y tener la posibilidad de tener una interacción. En mi caso tengo un grave problema. Con el defecto de fábrica que traigo de olvidar los nombres mi estadística se verá gravemente reducida. Con independencia de mis problemas de memoria, la relación con los demás siempre me ha parecido una parte fascinante de nuestro día a día, y es una de las cosas que da más sentido a nuestra actividad diaria en todos los ámbitos.

¿Cuál será la influencia de esta persona que acabo de conocer en mi futuro? ¿Y la mía sobre el suyo? ¿Lo volveré a ver? ¿Coincidiremos en otro ámbito?

El transcurrir de la vida nos va colocando ante innumerables personas, que seguro que nos influirán de una u otra forma. Un genial vídeo de Farid Dieck (1) intenta calcular en términos de probabilidades la posibilidad de que estemos aquí, y concluye que nuestra existencia tal como somos es un auténtico milagro. Una vez que nacemos, esta vorágine de números se vuelve a poner en marcha para forjar nuestro destino gracias a todos los que tenemos la fortuna de encontrarnos en el camino, y el milagro se vuelve a multiplicar hasta el infinito.  

Con independencia de la cantidad, creo que hay una importante reflexión sobre la calidad de las personas que nos cruzamos. Haciendo alusión al título de la entrada, nos vamos a encontrar con “gente con clase”, personas que influirán de forma positiva en nuestra vida, y serán fuente de inspiración y modelos de referencia a imitar. También nos vamos a encontrar a “clases de gente”, ésa que también nos acabará influyendo aunque quizás de otra forma. Aunque durante muchas etapas de mi vida he “luchado” encarnizadamente contra ellos, hoy los años me hacen ver que también me sirven como modelos, pero para enseñarme en quién no debería llegar a convertirme.

Un antiguo proverbio zen reza que “Cuando el alumno está preparado, aparece el maestro”. Esto, unido a mi teoría de que todos los que nos cruzamos en esta vida tienen algo que enseñarnos y el conectar los puntos hacia atrás como decía Jobs, completa el puzzle del cruce de personas.

Una de mis obsesiones en la educación de mis hijos es que comprendan y apliquen este axioma. Mi padre, que entre otras cosas era bastante sabio, decía siempre que no pisases jamás a quien te encontrases bajando la escalera de la vida mientras tú la subías, es muy posible que en un futuro la situación se invierta y el karma (aunque probablemente mi padre ni supiese que existía ese término) acabe haciendo su trabajo. 

Leí a Pablo Motos, en el prólogo de “Donde tus sueños te lleven” de Javier Iriondo, una frase que también me impactó: “Haz un amigo cada día y serás el hombre más afortunado del mundo”

Yo no puedo sentirme más que afortunado en el tiempo que llevo deambulando por aquí. En todas las facetas de mi vida he tenido la inmensa suerte de conocer a muchísima gente con clase que me ha inspirado a ser día a día un poco mejor. Algunos de ellos han sido asignados por el azar: mis padres, mi hermano, mis hijos, mi familia… Los otros teóricamente seleccionados por mí: mi mujer, mis amigos, mis compañeros de trabajo, de aficiones… Gracias a todos ellos he llegado a ser lo que soy. Seguro que todos han puesto su granito de arena y de una u otra forma han acabado influyéndome.

Santa Teresa de Calcuta, “cum laude” en esto de las relaciones humanas, decía: “No permitas que jamás alguien venga a ti y se aleje sin ser mejor y más feliz”. Una inmejorable forma para acabar esta reflexión en forma de blog.