jueves, 20 de mayo de 2021

#YoAdelantoTúDonas y #CorazonesConMagia en el próximo Northwest Triman (As Pontes, A coruña 27/06/2021)


    Aprovechando la celebración del séptimo Northwest Triman en As Pontes el próximo 27 de Junio vamos a llevar a cabo una nueva edición del reto #YoAdelantoTúDonas en tierras gallegas. Esta vez será para colaborar con la campaña #CorazonesConMagia de la Fundación Olivares. Vuelvo así a mis inicios, a poner mi granito de arena a favor de esta Fundación y de sus niños que tanto me han dado. La campaña básicamente consiste en realizar una donación de un euro y rellenar un mensaje en un corazón de cartulina que formará parte de la que será la cadena de corazones más grande del mundo. La donación se puede realizar de forma física, si tenéis al alcance alguna de las huchas que la Fundación ha colocado en los establecimientos colaboradores, o bien de forma virtual a través de su página web www.fundacionolivares.org

    La Fundación Olivares es una fundación malagueña que destina todos sus esfuerzos y recursos al cuidado y la atención de niños enfermos de cáncer y sus familias. Para tener una idea más concreta de la Fundación os dejo por aquí su misión, visión y valores, además de dos espectaculares vídeos, el de presentación de la Fundación y el de la campaña Corazones con Magia.

    MISIÓN: Conseguir que los niñ@s enferm@s de cáncer sigan siendo niñ@s.

    VISIÓN: Queremos ser una organización reconocida por trabajar para mejorar la calidad de vida de nuestr@s niñ@s y sus familias a través de un completo programa asistencial ofrecido por grandes profesionales con mucho corazón.

    VALORES:

        Alma: El alma de esta fundación se nutre de las miradas, abrazos y sonrisas de nuestr@s niñ@s.

        Magia: Movidos por la magia que desprenden nuestr@s niñ@s nos hemos marcado como uno de nuestros principales objetivos cumplir sus sueños.

        Corazón: Reivindicar la fuerza sin igual del amor incondicional, del amor de un niñ@, del optimismo que irradia su sonrisa.

Vídeo 1: Fundación Olivares https://www.youtube.com/watch?v=JWweIMMzW-M

Vídeo 2: Corazones con Magia https://www.youtube.com/watch?v=f5-6VkdkXXE

Por último os dejo dos vídeos, el primero de presentación del reto y el segundo con un resumen del proceso de donación.

Vídeo 3: Reto #YoAdelantoTúDonas y #CorazonesConMagia  https://youtu.be/VV32xEZRl54 

Vídeo 4: Cómo donar en #CorazonesConMagia https://youtu.be/oP1yDY3wAEI

Gracias de todo corazón a todos los colaboradores y difusores de esta campaña tan cargada de Alma, Magia y Corazón, como la propia Fundación.








El poder del olfato: "El perfume es el arte que hace hablar a la memoria" (Francis Kurkdjian)

 

El poder del olfato: "El perfume es el arte que hace hablar a la memoria" (Francis Kurkdjian)                

    En este mes de Mayo, conocido como el mes de las flores, he decidido escribir sobre el olfato. Como ya he comentado en otras publicaciones, casi todos los meses hay algún detonante que causal o casualmente me conduce hasta el tema a desarrollar. En esta ocasión fue un intenso olor a aceite el que me llevó a reflexionar sobre esta cuestión. Un amanecer habitual, en el que disfrutaba de mi carrera matutina un poco más tarde de lo normal (cosas del toque de queda) pasé por las puertas de una conocida fábrica de Dos Hermanas y un intenso olor a aceite activó recuerdos que permanecían ocultos entre los entresijos de mi mente. El primer trabajo que recuerdo de mi padre fue en una refinería de aceite de oliva. Hacía muchos años, tanto que había perdido la cuenta, que no recordaba ese intenso olor al zumo de aceituna que lo impregnaba todo. Especialmente ese mono azul de trabajo que hacía las veces de uniforme y que por muchas veces que mi madre lo refregase en la pila (soy tan viejo que cuando nací no todo el mundo tenía lavadora automática y el suavizante creo que ni existía) no perdía ese intenso aroma. Pude sentirlo con tal claridad que pensé que investigar y escribir sobre el olfato no sería mala idea.

Además de esta experiencia, tengo que reconocer que mi nariz (puede que junto a mi calva) sea uno de los rasgos más característicos de mi físico. Como nunca tuve la más mínima intención de ser modelo, sería una rinoplastia lo último que me haría (aunque respete y entienda a quien no está contento con su nariz y decida retocársela). De hecho siempre cuento como anécdota que en una intervención quirúrgica en la que me extirparon un pólipo nasal el celador que me llevaba en la camilla de camino al quirófano confundió la documentación y cuando se refirió a mí como el paciente de la rinoplastia estuve a punto de salir corriendo… Tras esta operación tuve la fortuna de recuperar totalmente mi olfato que había permanecido parcialmente taponado por el pólipo, volviendo al fascinante mundo de los olores. Anécdota aparte, mi relación personal con mi nariz y la vivencia anterior parecían indicar que el tema sería interesante.

Empezando por el continente, me han parecido cuanto menos interesante los estudios existentes sobre las diversas formas de narices. Según la investigación del doctor Abraham Tamir, de la Ben-Gurion University, tan sólo hay 14 tipos de narices caucásicas distintas. En la mayoría de las páginas web de las clínicas estéticas hacen mención al estudio y podréis comprobar en qué tipo estáis clasificados. Aquí os dejo un ejemplo.

https://clinicamarch.com/rinoplastia-nariz-personalidad/

Tras estas pinceladas sobre las distintas formas y tamaños en las que este apéndice se muestra a todos, me dispongo a hablar un poco del olfato, ese sentido olvidado. Hay gente que lo considera como el más importante de todos por la relación directa que tiene con nuestro instinto de supervivencia. Nada más nacer, es de los primeros sentidos que entran en juego para guiarnos al olor de la leche materna, que normalmente será nuestro principal alimento durante esta primera etapa. 

Las especiales circunstancias especiales que estamos viviendo (léase la omnipresente pandemia) también han permitido al olfato recuperar su protagonismo a veces olvidado. Su pérdida (junto con la del gusto) es uno de los temidos síntomas que suele evidenciar la aparición de la maldita enfermedad. He tenido la oportunidad de entender la conexión tan estrecha que guardan ambos sentidos. De hecho, he llegado a oír que si perdemos el olfato sólo podríamos distinguir los sabores salados, dulces, agrios y amargos, pero nos perderíamos toda la gama de matices que nos permiten disfrutar de nuevos sabores. 

El proceso del olfato explica la potencia evocadora de este sentido. Copio y pego a continuación e intento no equivocarme, porque como estaréis imaginando, un conocimiento tan elevado queda fuera de mi alcance. Las moléculas volátiles que componen el olor aterrizan en los millones de células receptoras que componen el epitelio olfatorio y que se encuentran en el interior de nuestra nariz. Allí se traducen en mensajes que alcanzarán nuestros bulbos olfatorios del cerebro, desde donde emprenden un doble camino. Por un lado, se encaminan a la corteza primaria, donde se integra toda la información. Simultáneamente viajan hasta la corteza piriforme, que se encarga de integrar respuestas emocionales, aprendizaje y memoria con el sistema límbico. Gracias a la amígdala el aroma se conecta con una emoción, mientras que el hipocampo relaciona el olor con un recuerdo en la memoria. Por eso un determinado olor (como me ocurrió a mí con el del aceite) nos hace viajar hacia el pasado y activa el recuerdo de momentos vividos, desencadenando unas respuestas automáticas en nuestro organismo que no podemos controlar.  Este complicado proceso hace al sentido del olfato distinto a todos los demás, al no realizar el relevo sináptico en el tálamo (que bien suena, aunque no tenga ni idea de lo que significa…)

Hay estudios que afirman que recordamos el 35% de lo que olemos, frente al 5% de lo que vemos, el 2% de lo que oímos, y el 1% de lo que tocamos lo que también resulta una clara evidencia del poder evocador del olfato.

La potencia del sentido ha supuesto el desarrollo de la aromacología, dedicada al estudio de la relación entre psicología y olores y que nos enseña básicamente las reacciones sentimentales, emocionales y corporales que desencadenan los distintos olores. Los estudios realizados en este campo proporcionan validez científica a las siguientes afirmaciones, entre otras muchas.  El olor a valeriana disminuye la presión arterial; los de naranja y lavanda nos relajan muscularmente; los aromas dulces, especialmente el de rosas, disminuyen el ritmo cardiaco; el de jazmín reduce el tiempo de reacción a una decisión y la lavanda lo aumenta y los olores a limón, eucalipto y lirio inciden favorablemente en la capacidad para memorizar. 

Estudios científicos más avanzados evidencian la posibilidad de comunicar nuestros estados emocionales sólo con señales químicas. Sin querer entrar mucho en detalle para no herir la sensibilidad de nadie, el olor del sudor que desprendemos cuando sentimos determinadas emociones (por ejemplo, cuando sentimos miedo o asco al ver una película) puede provocar esas emociones en sujetos expuestos al mismo, desencadenándose expresiones faciales alineadas con esas emociones de forma automática sin posibilidad de controlarlas. Parece ser que nuestra comunicación no se realiza exclusivamente en términos de lenguaje y gestos, sino que hay algo más “flotando” en el aire, que podría explicar muchas situaciones. 

El olor también resulta fundamental en uno de los aspectos más influyentes de nuestra vida como es el caso de la elección de pareja. Hay algunos estudios que demuestran que el CMH (Complejo Mayor de Histocompatibilidad, un grupo de proteínas y geles que intervienen en el reconocimiento olfativo) es un factor importante en la elección de pareja, ya que solemos escoger como compañero de viaje a aquél cuyo CMH es más distinto al nuestro.

También resulta muy interesante el concepto negativo que tenemos del olor corporal, porque inmediatamente lo asociamos a falta de higiene o ausencia de cuidado personal. Tenemos una auténtica cruzada personal contra él intentando disimularlo con todo tipo de productos, algo totalmente alejado de la conducta del resto de los mamíferos. Dicen que puede que el gran cambio se produjo cuando comenzamos a caminar erguidos y nos alejamos de la tierra, donde los aromas se sienten con mayor intensidad.

También resulta interesante el fenómeno conocido como la “magdalena de Proust”. En su novela “En busca del tiempo perdido” el autor francés nos regala este sobresaliente texto que con su estilo tan particular pone de manifiesto el poder del olfato (y el del gusto, que ya hemos dicho que está íntimamente unido al del olor):

“(…) Y de pronto el recuerdo surge. Ese sabor es el que tenía el pedazo de magdalena que mi tía Leoncia me ofrecía, después de mojado en su infusión de té o de tilo, los domingos por la mañana en  Combray (porque los domingos yo no salía hasta la hora de misa), cuando iba a darle los buenos días a su cuarto. Ver la magdalena no me había recordado nada, antes de que la probara; quizá porque, como había visto muchas, sin comer las, en las pastelerías, su imagen se había separado de aquellos días de Combray para enlazarse a otros más recientes; ¡quizá porque de esos recuerdos por tanto tiempo abandonados fuera de la memoria no sobrevive nada y todo se va desagregando!; las formas externas también aquella tan grasamente sensual de la concha, con sus dobleces severos y devotos., adormecidas o anuladas, habían perdido la fuerza de expansión que las empujaba hasta la conciencia. Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más, persistentes y más fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan, sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo.

En cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado en tilo que mi tía me daba (aunque todavía no había descubierto y tardaría mucho en averiguar por qué ese recuerdo me daba tanta dicha), la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro a ajustarse al pabelloncito del jardín que detrás de la fábrica principal se había construido para mis padres, y en donde estaba ese truncado lienzo de casa que yo únicamente recordaba hasta entonces; y con la casa vino el pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina, y en todo tiempo, la plaza, adonde me mandaban antes de almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y los caminos que seguíamos cuando había buen tiempo. Y como ese entretenimiento de los japoneses que meten en un cachar ro de porcelana pedacitos de papel, al parecer, informes, que en cuanto se mojan empiezan a estirarse, a tomar forma, a colorearse y a distinguirse, convirtiéndose en flores, en casas, en personajes consistentes y cognoscibles, así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del señor Swann y las ninfeas del Vivonne y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia y Combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té.”

Hablando de escritores, fue Hellen Keller (escritora y activista sordociega norteamericana) la que describía el olfato como «un hechicero poderoso que nos transporta miles de kilómetros y hacia todos los años que hemos vivido».

Y por último, aunque no por ello menos importante es la influencia que los olores tienen en el comportamiento de los consumidores y con ello en el neuromarketing. ¿Quién puede resistirse al olor a nuevo que rezuman los coches por estrenar? En un mundo donde la publicidad se ha centrado casi en exclusiva en la vista y el oído, el olfato aparece como la gran posibilidad de diferenciación en un mundo casi sin descubrir. Sin ir más lejos, todos los que hayamos tenido la posibilidad de visitar alguno de los parques de Disney hemos podido comprobar el intenso y atrayente olor a palomitas de maíz que lo envuelve a todo, incitándonos a su consumo. Quizás en un futuro más cercano de lo que pensamos el marketing olfativo en el que las grandes marcas ya están dando sus primeros pasos, generalizará el uso del aroma como medio de comunicación entre la marca y el consumidor para poder fidelizarlo. De hecho, dicen que la memoria puede almacenar hasta diez mil aromas distintos, mientras que sólo reconoce doscientos colores.  Paradójicamente existen nombres para toda una gama de matices de colores, pero ninguno para los tonos y los tintes de un olor. El campo que se nos abre frente a nosotros es inmenso.

Muchas gracias como siempre por vuestro tiempo invertido en la lectura de estas reflexiones en voz alta. Huelan, que la vida es breve. Hasta el mes que viene.